El BNG presentó en el Congreso una iniciativa para recuperar el tesoro del buque «Douro»

REDACCIÓN CARBALLO

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El diputado Carlos Aymerich pidió una sanción para los responsables y un plan de prospección de pecios El diputado nacionalista Carlos Aymerich presentó una propuesta no de ley en el Congreso de los Diputados para la protección de los pecios hundidos en la costa gallega y para recuperar el tesoro del buque «Douro», hundido en la ría de Corme-Laxe en 1885. Las 20.000 monedas de oro expoliadas valen 18 millones de euros.

18 jun 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

Carlos Aymerich estuvo ayer en Carballo, acompañado por el edil del BNG de Ponteceso Óscar Rey, para informar que ha presentado una proposición no de ley en el Congreso con el objetivo de que se promuevan las acciones necesarias, diplomáticas, policiales y judiciales, para recuperar el tesoro sustraído ilegalmente del buque Douro . Solicita, además, que se sancione a los responsables del expolio y se investigue los hechos para imponer sanciones disciplinarias y penales a aquellos funcionarios y autoridades que tuvieron algo que ver con lo sucedido. Aymerich también insta al Gobierno para que elabore, en colaboración con la Xunta, un plan de prospección de pecios hundidos en la costa gallega con el fin de catalogarlos y protegerlos. El diputado señaló que no está de acuerdo con la respuesta del Gobierno a sus anteriores interpelaciones y que éste, en ningún momento, dice si había tomado medidas para impedir el robo. Fue más allá y señaló: «Ou ben intentou tapalo porque foi unha neglixencia inasumible, ou hai implicacións directas dunha autoridade ou funcionario». De hecho, el Ministerio de la Presidencia reconoce que conocía este asunto «desde el año 1997, cuando las monedas (soberanos) ya no estaban en España». Añadió que, ahora, no pueden evitar la venta de las monedas en Internet. Prospección arqueológica Carlos Aymerich criticó también que la Capitanía Marítima de A Coruña dio autorización al sueco Sverker Hallstrom en 1996 para localizar bancos de sardinas, y no para hacer una prospección arqueológica con el fin de expoliar el barco hundido en 1885. En este sentido, explicó que se incurrió en un delito de contrabando, ya que los bienes exportados tenían un valor superior a los tres millones de pesetas. Además, la prospección arqueológica se realizó sin el permiso pertinente y el empresario sueco fue el último responsable de que el yacimiento quedase «completamente» destruido. Aymerich dijo que esto «non ocorre en ningunha outra parte».