Si todas estas medidas no surten efecto y se comienzan a encontrar osos atraídos por la basura o por otros alimentos, entonces esta investigación recomienda que comience a aplicarse el protocolo de intervención con osos, aprobado por la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad, el 24 de enero de 2019.
Raúl Álvarez
En invierno, cuando la imaginación popular pinta a los osos durmiendo el sueño de la hibernación en una cueva confortable, Tola se acostó para siempre. La mitad de la pareja de osas pardas que en las tres últimas décadas han simbolizado la lucha contra la caza furtiva, la recuperación de su especie, la riqueza natural de Asturias y su eslogan turístico más famoso llevaba semanas enferma cuando Roberto García, uno de sus cuidadores de toda la vida, la encontró muerta en el cercado que ocupaba junto a la Casa del Oso en Santo Adriano. El 18 de enero, ya entrada la noche, la Fundación Oso de Asturias, que gestiona esas instalaciones, difundió la noticia y el fallecimiento del animal encontró hueco de inmediato en la portada de los medios de comunicación de toda España. Era un icono merecedor de obituarios y un ser vivo cuya pérdida causó verdadera tristeza en la comunidad autónoma.
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