Lo que pasa en el polo norte afecta a todo el planeta. El hielo del Ártico ejerce de refrigerador debido al albedo. «Si el hielo marino desaparece, expone el agua del océano, la cual tiene un albedo mucho menor que el hielo, lo que significa que esta absorbe mayor energía solar, lo que a su vez calienta aón más el océano. Estos cambios en el Ártico también pueden tener efectos sobre los patrones meteorológicos, particularmente, sobre las latitudes medias del planeta, donde se encuentra Galicia y donde la mayoría de nosotros vivimos, afectando la corriente en chorro o «jet stream», al igual que el vórtice polar», reconoce.
El deshielo ártico también afecta al equilibrio de la corriente del Golfo, un sistema de calefacción natural para Europa. Galicia y Nueva York están casi a la misma latitud pero su clima es muy diferente, en buena medida por la influencia que tiene ese transporte de aguas cálidas. La corriente depende de un delicado equilibrio entre temperaturas y salinidad. El agua dulce del deshielo que sale al océano amenaza la estabilidad de la circulación oceánica. Si colapsa, algo que ya ocurrió en el pasado, Europa lo sufriría.