«Me tocó en San Eustaquio, una isla en el Caribe holandés. Ahí tenían un círculo de productores orgánicos. Contacté con una productora e hicimos una cadena. Al final todos los productos que teníamos en el barco eran de ellos. Es una isla muy pequeña, con poca producción», recuerda.
Además, en los mercados locales de países como Indonesia o Filipinas se pueden encontrar productos orgánicos aunque no se anuncien como tal, según ha testimoniado Daniel, porque en producciones familiares a pequeña escala generalmente no pueden costear los químicos y fertilizantes.