Una investigación anterior abordó dónde establecer áreas marinas protegidas para ayudar a los corales, pero casi todos los estudios pasaron por alto el hecho de que los corales también pueden evolucionar en respuesta al cambio climático, señala Pinsky.
Los investigadores evaluaron una gama de posibles estrategias de conservación, que pasaban por lugares protegidos donde las poblaciones de coral existentes parecían estar «preadaptadas» a condiciones futuras; zonas conservadas adecuadas para que los corales se muevan en el futuro; sitios conservados con grandes poblaciones de ciertas especies; conservar las poblaciones más pequeñas; o lugares de arrecifes protegidos elegidos al azar. Finalmente, descubrieron que la conservación de muchos tipos diferentes de arrecifes funcionaría mejor.