Este grupo de investigadores de la ULPGC sostiene que no tiene que ser difícil ordenar en el futuro la convivencia entre turistas y angelotes en las playas, porque lleva mucho tiempo produciéndose sin muchos problemas, sin que los primeros sean conscientes de ello. Basta con recomendar dos cosas: que nadie se asuste por estar cerca de un pez inofensivo, por más que se llame tiburón, y que disfrute de su presencia con respeto y sentido común, procurando no pisarlo ni intentar agarrarlo
Los científicos saben ya -sobre todo por la información que les han proporcionado los clubes de buceo de Canarias- que los angelotes buscan la protección de las aguas someras de las playas en dos momentos del año: al final del invierno, para aparearse, y al principio del verano, para el nacimiento de sus crías.