«Si Groenlandia se deshiela muchas ciudades costeras desaparecerán»

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

BIODIVERSA GALICIA

El físico ourensano está considerado como uno de los referentes mundiales en observación de la Tierra con satélites

03 oct 2019 . Actualizado a las 18:19 h.

José Antonio Sobrino (Outomouro-Ourense, 1961) ha sido galardonado con el premio Jaime I, concedido por un jurado formado por 19 premios Nobel, en la categoría de Protección del Medio Ambiente. Catedrático de la Universidad de Valencia y presidente de la Asociación Española de Teledetección, es líder mundial en el campo de la protección ambiental a partir del uso de los datos suministrados por los satélites de observación de la Tierra, para lo que ha desarrollado «valiosos algoritmos» para estimar la temperatura de la superficie de la tierra y los océanos, la evapotranspiración, el efecto de la isla de calor en el aumento de temperaturas en las ciudades y los cambios en la cubierta vegetal del planeta.

-Lleva años estudiando los cambios que sufre la Tierra a través de la información suministrada por los satélites. ¿Qué cambios son los que más le han impresionado a vista de satélite?

-La observación de la Tierra desde satélites artificiales es la única forma que tenemos de acceder a una visión global y diaria del mundo. Lo que nos permite hacer un seguimiento del planeta y cuantificar las variaciones de las variables climáticas esenciales. Todo lo referente al cambio climático es preocupante: el deshielo, la desaparición de muchos glaciares, de lagos en todos los continentes, la deforestación, y además la urbanización.

-¿Se refiere a que estamos artificializando el suelo?

-Si se comparan las imágenes de satélite en el período 1986-2016 se observa claramente la profunda transformación del uso del suelo. La superficie urbanizada ya supone el 2,5 % del territorio. Se ha urbanizado una parte importante de la huerta de Valencia, de Murcia, el litoral.... Todo esto tiene un efecto sobre la pérdida de la biodiversidad, el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero, la calidad del agua, del aire...

-A través de los satélites también se estudia el deshielo. ¿Nos quedaremos sin hielo en el Ártico durante el verano?

-El deshielo en el Ártico es un hecho. Hemos pasado de 8 millones de kilómetros cuadrados en septiembre a tener 3 millones en el 2016. Además, el espesor se ha reducido casi a la mitad. El aumento de temperatura en el Ártico está siendo superior a la media global, por lo que no sería de extrañar que a muy corto plazo desapareciera la capa de hielo en verano.

-¿Cómo nos afectará?

-La desaparición de la capa de hielo flotante en el Ártico no afecta directamente al incremento del nivel del mar. Sin embargo, implica que la radiación solar, en lugar de ser reflejada al espacio, es absorbida y, por tanto, aumentaría la temperatura. Pero el deshielo de la capa de hielo de Groenlandia si afectaría al incremento del nivel del mar. Su total desaparición supondría aproximadamente una subida de siete metros y muchas ciudades costeras desaparecerían bajo las aguas. El escenario actual según el informe IPCC de la Unesco es que tenemos que contar con una subida de 50 centímetros de aquí al 2100 siempre que no aumentemos en más de 2 grados la temperatura respeto a la época preindustrial. En la actualidad estamos subiendo a un ritmo de tres milímetros anuales.

-La teledetección ya ha revolucionado el conocimiento de nuestro planeta. Pero, ¿qué novedades nos esperan?

-Estamos ante una apuesta por la teledetección en todo el mundo, con nuevos satélites y sensores que nos abren todo un abanico de posibilidades en el seguimiento y gestión del medio ambiente. Por ejemplo, el programa Copernicus de la UE, con una nueva generación de satélites, permitirá, entre otras, cosas evaluar y detectar incendios, inundaciones, deslizamientos de tierras, erupciones volcánicas, terremotos, tsunamis...

-¿Se ha planteado volver a Galicia?

-La observación de la Tierra tiene acomodo en cualquier lugar del mundo y, especialmente, en aquellos lugares que como Galicia son un paraíso natural que tenemos la obligación de proteger y mejorar para las futuras generaciones. Y sí, me he planteado regresar a Galicia y me gustaría que ese deseo pudiera hacerse realidad algún día.