¿Qué le pasa al campo magnético de la Tierra?

BIODIVERSA GALICIA

Aurora boreal sobre la ciudad de Plilisszentkereszt, a 26 kilómetros al norte de Budapest, en Hungría.
Aurora boreal sobre la ciudad de Plilisszentkereszt, a 26 kilómetros al norte de Budapest, en Hungría. BALAZS MOHAI | EFE

En las últimas semanas se ha desplazado hacia el este, cruzando la línea del meridiano de Greenwich.

11 feb 2019 . Actualizado a las 09:23 h.

Si la Tierra puede presumir de ser el único planeta con vida del sistema solar se debe a la atmósfera, que crea un clima habitable, y al campo magnético. «No interior do planeta hai un núcleo sólido e o seu arredor circula metal fundido. Esta circulación xera o campo magnético, que se estende moitos quilómetros fóra da Terra e nos protexe das partículas cargadas que chegan dende o Sol», explica Jorge Mira, catedrático de electromagnetismo de la USC.

El flujo de corrientes magnéticas que rodea el mundo no permanece estable, se encuentra en constante movimiento. En 1831 se localizó por primera vez el norte magnético, que no es lo mismo que el geográfico. «O xeográfico indica o punto máis ao norte do planeta mentres que o norte magnético é o que sinala un compás», apunta Mira. A comienzos del siglo XIX el norte magnético estaba situado en Canadá pero desde entonces se ha estado desplazando hacia el este a un ritmo de unos 130 metros por día. «A novidade é que fai unhas semanas atravesou a liña internacional de cambio de data que pasa polo meridiano de Greenwich. Polo tanto, o norte magnético está agora mesmo situado máis cara Siberia que Canadá», señala. Esto ha obligado a los científicos a tener que actualizar el llamado modelo magnético mundial. «Aínda que o norte magnético se usa cada vez menos pola introdución do GPS, hai quen se guía polo compás e polo tanto é necesario modificar as cartas magnéticas», asegura el físico gallego.

Curiosamente, gracias a esta última actualización, las brújulas son más precisas que nunca, ya que el norte magnético y geográfico no han estado tan cerca, al menos en los últimos 180 años. La migración magnética es un fenómeno natural que ha ocurrido desde hace eones. Cada cierto tiempo, incluso se invierten. La última inversión ocurrió hace 780.000 años.

En un mundo tecnológico como el actual, estas alteraciones representan sobre todo una amenaza para los satélites que están en órbita. «La fuerza del campo mágico ha caído alrededor del 15 % en los últimos 150 años, un cambio bastante grande. No sorprende, por lo tanto, que las agencias espaciales y sus socios busquemos vías para proteger mejor la infraestructura», confiesa Rune Floberghagen, científico de la Agencia Espacial Europa. En el planeta hay además zonas vulnerables, como los polos. Debido a la forma dipolar del campo magnético en los extremos del mundo resulta más fácil que la radiación pueda llegar a la superficie. «Otra es la Anomalía del Atlántico Sur, un área enorme que cubre gran parte del Océano Atlántico Sur. Los satélites que administro personalmente han sufrido problemas aquí y tenemos que estar vigilantes», reconoce Floberghagen.