El grito de socorro de los océanos contra la basura marina

Ana Martínez EFE / SANTIAGO

BIODIVERSA GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

El impacto de los plásticos puede causar serios daños económicos para las comunidades costeras y las actividades productivas como la pesca comercial

17 oct 2018 . Actualizado a las 17:49 h.

El conteo de los residuos generados por la pesca y otras actividades en los océanos sería inmisericorde, pero supone el signo de los tiempos, por lo que científicos de Galicia, Portugal y Reino Unido están inmersos en un proyecto europeo que pretende evaluar, y combatir, la basura marina.

La Universidad de Santiago de Compostela (USC) tiene una implicación directa, ya que lidera el trabajo socioeconómico, de la mano de los profesores Sebastián Villasante y Manel Antelo y de los investigadores Pablo Pita Orduna y Joao Garcia-Rodrigues, del Campus do Mar.

Uno de ellos, Villasante, ha contado en una conversación con Efe que el impacto de los plásticos en los mares va a ocasionar efectos muy negativos, ecológicos, económicos, «e incluso potencialmente de salud pública», constituyéndose como una de las principales amenazas de la salud de los océanos ya que se trata de un efecto acumulativo y transfronterizo. «Por ejemplo, en Galicia podemos sufrir los efectos de contaminación producida en otras latitudes», suscribe.

Las basuras marinas representan un problema global que afecta a todos los océanos y cada año la producción de las mismas, y de plásticos, aumenta de modo exponencial, con lo cual si en 2015 se alcanzaron los 380 millones de toneladas arrojadas, pone como ejemplo, las proyecciones realizadas estiman que en 2050 la cifra será de 1.800 millones, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, conocida como la FAO.

Y las denominadas basuras marinas pueden causar, según detalla el especialista, serios daños económicos para las comunidades costeras y las actividades productivas como la pesca comercial, recreativa, el turismo o el transporte marítimo.

En la Unión Europea, se estima que los costos de limpieza de las costas y playas rondan, «como mínimo», dice, los 630 millones de euros anuales, mientras que los costos para la industria pesquera podrían alcanzar los 60 millones anuales, lo que representa el 1% de los beneficios económicos de toda la flota pesquera de la UE.

Teniendo en cuenta el carácter acumulativo y de dispersión incontrolada de las basuras marinas, explicita Villasante, se trata de una de los mayores amenazas para la salud de los océanos «de las últimas décadas».

Además, la producción plásticos (incluyendo las basuras marinas) contribuye a la generación de gases de efecto invernadero, «que agravan los efectos del cambio climático». En la Unión Europea, entre un 4 y un 6% del consumo de gas y combustible es utilizado para materiales de plásticos manufacturados, cuenta Villasante.

La industria de plásticos influyó, concreta este investigador, «de forma decisiva» en la actividad pesquera, tanto comercial como recreativa, dado que ha permitido el diseño de materiales compuestos de plástico, y ello principalmente en las redes de pesca.

En España existen más de 9.000 barcos de pesca y sobre 230.000 de recreo que generan residuos oleosos, otros derivados de las técnicas y métodos empleados para la captura de las diferentes especies, y después están los procedentes de la propia alimentación, de manera que se perseguirá disminuir el impacto de los mismos sobre el ecosistema a tratar.

El grupo sobre el que recae tal encomienda lo coordina la investigadora Cristina Ribeiro, del Centro Interdisciplinar de Investigação Marinha e Ambiental de Portugal, y el trabajo conjunto consistirá en un análisis ecológico y socioeconómico de «la huella» que dejan todos estos desechos y, por ende, en la consecución de una adecuada manera de gestionar este problema.

El propio nombre del grupo de trabajo da cuenta de la hazaña que se ha de conquistar, puesto que hace alusión a los aparejos utilizados y a las medidas necesarias para promover la realización de este trabajo, el de la pesca, sin apenas desperdicios.

Es decir, con los mínimos necesarios pues, no en vano, uno de los propósitos de este equipo, tal y como se desprende de su informe de intenciones, es el diseño de innovadores métodos para detectar, recuperar y reducir el número de artes a usar en el desempeño de esta tarea profesional.

NetTag analizará para ello, tal y como sus expertos han explicado, las costas gallegas, lusas y de Gran Bretaña e Irlanda del Norte con la misión de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (2030), con el Global Partnership on Marine Litter y la Estrategia de Honolulu, con la Directiva Marco de la Estrategia Marina Europea (MSFD) y con la propia iniciativa de economía circular de la Unión Europea.

Participan en esta ardua tarea también las universidades de Aveiro (Portugal) y Newscastle, el Centro de Robótica y Sistemas Autónomos (CRAS) del país luso, el Royal Lankhorst Euronete Group y la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi).

El presupuesto del que disponen es de 493.063 euros y está financiado por la Agencia Ejecutiva para las Pequeñas y Medianas Empresas de la Comisión Europea.

La necesidad de frenar de lleno la entrada masiva de estos detritos en la superficie marina, un contratiempo que, como por ejemplo la turbadora contaminación acústica motivada por el trasiego de barcos, afecta a la cadena alimentaria y redunda en la polución, es el pilar de investigaciones como la presente.

La extracción de combustibles fósiles, los transportes (incluidos los cruceros) y la pesca arrojan cantidades de sustancias tóxicas y, una vez en ese ambiente, el marino, los contaminantes se acumulan en la cadena trófica y suponen riesgos importantes.

La institución académica compostelana ha dado además un paso más allá, en el marco de otro programa, el «Sicore», que lidera y cuenta con el respaldo económico de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica, y del Fondo Europeo Marítimo de Pesca (FEMP).

En este caso, se examina la pesca recreativa, que practican en Europa diez millones de aficionados con un gasto para su desarrollo de seis millones de euros al año; en territorio español, 300.000 y con un gasto de 217 millones.

En todo caso, no existe una recogida sistemática de información sobre esta modalidad en los capítulos de efectos, participación, esfuerzo, capturas y perfil social, por lo que se intenta dar una respuesta a esta amplia demanda.

La Asociación Paisaje Limpio, una organización de ámbito nacional y sin ánimo de lucro, estima que de la cantidad de despojos en general, apenas un 20% llega a las playas, mientras que el 15% se mantiene en la columna de agua y el resto queda depositado en los fondos marinos o bien son ingeridos por la fauna, una condena para los océanos, pero también, a la postre, para los seres humanos. EFE