El mundo de la vela llora a Chuco Pérez-Lafuente, el lobo de mar que creó escuela en Ribeira

Marta Gómez Regenjo
M. Gómez RIBEIRA

RIBEIRA

CEDIDA

La federación mostró su pesar por la muerte del juez de regatas a los 60 años: «Nos sentimos ya huérfanos sin su presencia»

20 mar 2023 . Actualizado a las 20:39 h.

Este 19 de marzo será recordado en el mundo de la vela gallega como un día aciago, el de la muerte de Francisco Javier Pérez-Lafuente, Chuco (Vilagarcía, 1963). Conocido en todas las rías por su condición de juez y miembro del comité de regatas, en Arousa será especialmente recordado, también, por el papel que jugó en la escuela de vela del Náutico de Ribeira.

Aunque no coincidió con él puesto que su etapa en la presidencia de la entidad comenzó cuando Chuco ya navegaba otras aguas, José Luis Torres Colomer ponía en valor su aportación: «Dejó toda una escuela de chavales que empezaron en la vela ligera».

Quien sí lo trató de cerca y trabajó codo con codo con Pérez-Lafuente fue Xosé Antonio Ventoso, expresidente del Náutico ribeirense, que tiene anécdotas para dar y tomar de los años del vilagarciano en Ribeira, como que a menudo cruzaba la ría en barco para ir a trabajar en lugar de usar el coche: «Era un gran regatista», rememora. Sobre la cara más personal de a quien consideró su mano derecha durante años, Ventoso los define como una persona «entrañable, que se facía querer por todos. Era moi agradable no trato, moi amable, moi traballador e un gran coñecedor da vela».

Durante cerca de una década, Chuco fue gerente del Club Náutico de Ribeira, donde se encargaba de la organización de las regatas, de la escuela de vela y de todas las cuestiones relacionadas con el funcionamiento interno de la entidad. Finalizó su etapa laboral en la capital barbanzana para iniciar una nueva al otro lado de la ría, en su Vilagarcía natal, y en los últimos tiempos trabajaba en el Náutico de A Coruña.

Muestras de condolencia

Tras conocerse la noticia de su fallecimiento, a los 60 años de edad, las muestras de condolencia corrieron como la pólvora. Incluso en sus perfiles de las redes sociales, muchos quisieron dejar constancia de su cariño hacia una figura indispensable de la vela gallega. Unos destacaban su calidad humana, otros, rasgos de su personalidad: «Hemos perdido el que para muchos es el mejor oficial. El que más gafas y radios ha roto o perdido. El que más gritaba... Pero el más respetado, admirado por todos». Tampoco faltó quien le recordase en su papel como profesor: «El mejor. Contigo aprendí a volcar y a levantarme, sin miedo».

Del valor de la figura de Chuco Pérez-Lafuente para el deporte náutico también da buena cuenta el sentido comunicado hecho público por la Federación Gallega de Vela, en el que dice que el oficial y juez de regatas deja «una profunda huella». «Nos va a costar hacernos a la idea de que ya no lo tendremos con nosotros, a bordo de un barco en las innumerables regatas de su querida Galicia o con sus sabios consejos formando parte de un comité», prosigue el comunicado.

Chuco era un auténtico lobo de mar que sentía verdadera pasión por lo que hacía, una pasión que contagiaba a los demás, por eso su pérdida es irreparable, no solo para su familia, sino también para todo el mundo de la vela gallega: «Nos sentimos ya huérfanos sin su presencia».