Ribeira es el quinto municipio de A Coruña; si no por número de habitantes, sí por su hegemonía como capital indiscutible de una amplia demarcación territorial. Aunque superada en población por otros concellos como Narón, Oleiros, Arteixo, Ames o Culleredo, que actúan como pueblos dormitorio de grandes ciudades limítrofes, tan solo Ribeira, de entre ellos, puede erigirse como capital comarcal, en este caso, de la importante comarca de Barbanza.
¿Y a qué viene eso? Pues esto va de elecciones. Veamos. Desde el año 1979 se sabe que las elecciones municipales son el cuarto domingo de mayo de cada cuatro años. Pero los responsables de organización del PSdeG, ocupados en la consolidación de intereses políticos de mayor rango a nivel gallego, deshojando la margarita de si será Valentín Formoso, «ou tal vez Besteiro, se el quere», candidato a las autonómicas, no se han dado cuenta de la importancia de tener ya un candidato a la alcaldía de Ribeira; como si derribar este baluarte de PP no fuese de su interés.
Por culpa del cuestionable derecho del partido a nivel nacional gallego de dejar arbitrariamente al margen de elecciones primarias a algunos municipios, a poco más de tres meses para el comienzo de la campaña, los electores de Ribeira en general y los socialistas en particular, siguen sin saber en quien tienen que depositar su confianza. Y con esa demora en lo que parece ser la búsqueda de un mirlo blanco o mirla de igual color para encabezar la lista, de resultar fallido el intento, pondrían al pie de los caballos a los ya debilitados representantes municipales actuales, que difícilmente podrían salir airosos del menosprecio de ser plato de segunda mano.
Esas negociaciones en busca de candidato o candidata deberían haberse hecho con antelación y no estar dando la impresión de que pocos quieren coger la patata caliente de Ribeira. Ante esta falta de previsión, entre los ya escasos votantes socialistas cunde la sensación de que la dirección nacional del PSOE gallego sigue un rumbo diferente a los intereses de los militantes y simpatizantes locales, a quienes, sin duda, les hubiera gustado poder participar en primarias para la elección de su candidata o candidato y luchar ilusionados por la alcaldía.
Esos simpatizantes y militantes de a pie del PSOE tienen que soportar la chufla de otros partidos —algunos afines— diciendo que si el PSOE no tiene quien encabece su lista, ellos estarían dispuestos a ayudar, pues les sobran voluntarios… Pero bueno, menos mal que siempre quedará una minoría de sufridos y fieles socialistas, quienes, aunque no aparezca ese mirlo o esa mirla, serán capaces de diferenciar una rosa de un charrán.