Adiós mi niña

Moncho Ares DELEGADO DE LA VOZ DE GALICIA

RIBEIRA

CARMELA QUEIJEIRO

31 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

«Quién le dice que no a Magdalena?», advertía un alcalde después de que la presidenta de la Asociación de Amas de Casa de Ribeira le acabara de comprometer una subvención para ayudar en el chocolate con churros que su entidad ofrecía a los mayores del municipio. Efectivamente, no se le podía decir no a Magdalena porque era insistente, sí, pero también tenía argumentos de peso, y el principal eran las más de mil mujeres (y algún hombre) que formaban parte de la entidad, es decir, unos mil hogares con sus residentes que a ojos de los políticos se transformaban en votos.

Sí, Magdalena pedía, pero devolvía lo recibido multiplicado por mil estando siempre dispuesta a echar una mano para alcanzar todo aquello que consideraba de justicia para Ribeira o para ayudar a los colectivos que precisaban su apoyo.

Con un peso específico contrastable, no sucumbió a los cantos de sirena que le llegaron desde la política ni tampoco aprovechó su posición para tratar de decantar el voto.

Ribeira es desde ayer huérfana de madre, porque una madre es la que da la vida por sus hijos, y Magdalena dio muchos días de su vida a favor del desarrollo social y cultural del municipio. Una madre es la que ama a sus hijos sin medida, y ella lo hizo con Ribeira, pese a no haber nacido aquí, y lo demostró trabajando al frente del colectivo más grande de Ribeira, hasta que la enfermedad la obligó a dar un paso atrás.

Recuerdo que me dijo que yo para ella era como un hijo, y la entendí perfectamente porque para mí fue como una madre, porque cuando di mis primeros pasos profesionales en Ribeira ella me ayudó a andar y ahí estuvo siempre a mi lado, exactamente lo mismo que hizo con Ribeira.

Me adueño de su despedida la última vez que hablamos para decirle: Adiós mi niña.