
Presidió durante cuatro décadas la asociación, desde la que lideró grandes batallas en favor de la ciudad
31 ene 2023 . Actualizado a las 17:23 h.Magdalena Bringas, la mujer que fundó y lideró durante cuatro décadas la asociación Amas de Casa de Ribeira, falleció la noche de este domingo a los 83 años, después de una larga temporada luchando contra una enfermedad neurológica. Su pérdida ha causado gran conmoción en una ciudad por la que se enroló en numerosas batallas y de la que se confesaba enamorada pese a haber nacido lejos de ella.
Magdalena Bringas desembarcó en Ribeira cuando tenía 17 años. Dejó su Ceuta natal por amor, tras haber quedado prendada de un alférez y pese a que los comienzos en su nueva casa no fueron buenos, pues tuvo que adaptarse al idioma y las costumbres, pronto sacó a la luz su carácter reivindicativo. Siempre recordaba que dos acontecimientos habían sido cruciales en ello: el derribo de la antigua casa consistorial, que consideraba injustificado, y un viaje que hizo a Ceuta, en el que descubrió una asociación de amas de casa.
Nada más regresar, organizó una reunión de la que salió elegida presidenta de Amas de Casa de Ribeira. Ya por aquel entonces tuvo que hacer gala de su vena feminista, para sumar a la agrupación a vecinas que no se atrevían a dar el paso sin el visto bueno de sus maridos. Desde esta entidad, peleó por el despegue de la ciudad, enrolándose en batallas como la que culminó con la construcción de la escuela náutico-pesquera. Son muchos los que la recuerdan organizando autobuses repletos de vecinos, sobre todo mujeres, que se manifestaron ante la sede del Gobierno Civil en A Coruña o en el edificio de la Xunta para lograr que se ampliaran los estudios vinculados al sector del mar.
Pese a su procedencia lejana, Magdalena Bringas fue una de las grandes impulsoras de la cultura local, fundando un grupo de baile tradicional, Aires da Dorna, que llegó a Suiza, París y Estados Unidos; o instaurando conmemoraciones que todavía hoy se siguen celebrando, como el día dedicado a los mayores del municipio.
Artesana y casi política
Su pasión por la cultura tradicional gallega la llevó a darle forma a una colección de muñecas ataviadas con vistosos trajes regionales, que cedió para su exposición permanente en el Museo Municipal de Ribeira. Aunque no todos agradecieron el gesto, ella decía que quería compartir con los vecinos su amor «por la etnografía, por nuestras gentes, nuestras tradiciones y nuestros oficios».
Tal fue el peso que alcanzó que hubo algún partido político que llamó a su puerta con el fin de añadirla a sus filas, consciente de su capacidad de trabajo y lucha. Años después de declinar la oferta, explicaba que no había querido hacerle un feo a su marido, que soñaba con ser alcalde de Ribeira e incluso lo había intentado sin éxito.
Pese a ello, su opinión fue requerida en más de una ocasión por el gobierno local de turno para la toma de decisiones, sobre todo en el ámbito social, y su presencia fue reclamada para la organización de un sinfín de actividades culturales, como la conmemoración del Centenario de la ciudad, que incluyó la visita de los Reyes.
Abandonó la primera línea del frente en el 2017, cuando una enfermedad neurológica dejaba las primeras huellas en su cuerpo y su mente. Se fue orgullosa del trabajo realizado, que le valió para ser nombrada hija adoptiva de Ribeira en el 2006, pero con dos espinas clavadas a las que aludía en las páginas de La Voz de Galicia: ver a las amas de casa cotizando y con derecho a cobrar la jubilación, y conseguir para Ribeira una amplia y cómoda residencia.