La alargada sombra de la familia Sendón, los pioneros ribeirenses

Carlos Portolés
Carlos Portolés RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

CARMELA QUEIJEIRO

Chenel Lustres investiga las vidas de los miembros de esta dinastía

31 dic 2022 . Actualizado a las 05:10 h.

Las historias del pasado, las pequeñas y cotidianas, casi siempre acaban por perderse ante el paso inexorable de los años. Pero algunos no se resignan a capitular, y dedican todos sus esfuerzos a mantener viva la antorcha del recuerdo. Es el caso de Chenel Lustres, vecino de Ribeira que es, también, una enciclopedia andante. Gracias a las muchas horas de búsqueda de información, puede reconstruir escenarios y realidades que hace mucho que se evaporaron.

Ha seguido el rastro de algunos de los personajes más ilustres de la villa de los últimos dos siglos. Muy especialmente de la flamante familia Sendón. Para contar la historia de este clan y su enorme importancia dentro de la comarca, más que un reportaje, habría que escribir un libro. Pero si hubiera que condensar, en una sola palabra, el espíritu que les movió mientras habitaron esta tierra, sería sin duda pioneros.

El naufragio

Los Sendón, a través de las generaciones, fueron los primeros en muchas cosas. Tuvieron la primera fábrica de gaseosas de la comarca, la primera ruta de carruajes entre Ribeira y A Pobra, los primeros taxis y un larguísimo etcétera. De carácter inquieto y emprendedor, los Sendón fueron determinantes en la dinamización de la vida en la región durante los siglo XIX y XX.

Por desgracia, fue también este carácter inquieto lo que llevó a la muerte a los hermanos José y Antonio Sendón —de 22 y 24 años—, quienes, junto con más de una decena de ribeirenses, perecieron en el hundimiento del buque Constantino en las costas de Ribeira. La nave, que según los relatos de la época «transportaba carbones», salió del puerto de Cardiff con destino Alicante a finales de diciembre del año 1887. Pero nunca llegaría a su destino. El barco desapareció y nunca más se volvió a saber de él.

El 15 de enero de 1890, las autoridades dieron la búsqueda definitivamente por perdida. También hay constancia, gracias a ejemplares de periódicos de la época, de que el gobierno provincial de aquel entonces hizo al ayuntamiento de Ribeira una donación de 1.000 pesetas para «socorro de las desgracias causadas por el naufragio».

Este episodio histórico, del que apenas hay registros escritos ni recuerdos en la memoria colectiva de la comarca, fue desenterrado por Chenel casi por accidente. Aficionado a buscar sus raíces, Lustres ha dedicado mucho tiempo a hacer su árbol genealógico. Un día, se dio cuenta de que había un hermano de su bisabuelo «que le faltaba». A la sazón, Jesús Pérez Sarrasquete, uno de los viajantes fallecidos en el Constantino.

Indagando y armándose de paciencia, Chenel consiguió reconstruir una lista casi completa de todos los que se ahogaron en aquella aciaga jornada. Muchos de ellos eran vecinos de Barbanza (la mayoría ribeirenses). Próximamente se cumplirán 135 años de su desaparición en las frías aguas de la ría. «Poca gente sabe ya de la familia Sendón en esta zona, pero fueron gente adinerada y los primeros en muchas cosas», cuenta Chenel.

Orígenes muradanos

El apellido proviene de Muros. El primero de la dinastía en instalarse en Ribeira fue un capitán llamado Antón Sendón Acosta, hijo del piloto Rafael Sendón y de Margarita Acosta. Antón se casó en el municipio, hace más de cien años. Desde entonces, los Sendón siempre se distinguieron por su voluntad de innovar y de traer a la comarca las más rompedoras ideas y negocios.

«Ribeira es una ciudad que se formó con gente que venía de otros sitios. Con el pasado es muy fácil mentir, por eso, cuando se investigan estas cosas, es importante ceñirse a los hechos, ser fiel a lo que ocurrió», apunta finalmente Chenel.