Ribeira homenajeó a la primera corporación municipal democrática, un ejemplo de entendimiento para la actual
RIBEIRA
Un total de 27 ribeirenses fueron ediles en el período de 1979 a 1983, de los que cinco asistieron en persona y contaron sus impresiones
05 dic 2022 . Actualizado a las 20:03 h.«Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla» es una frase que se atribuye a distintos autores, pero en Ribeira, hablando de política municipal, no se cumple, al menos actualmente, porque la primera corporación democrática, caracterizada por el entendimiento y el afán de llegar a acuerdos para el progreso del término, no ha tenido reflejo en la actual, como se ha visto en las dos últimas semanas.
La conclusión viene al caso a propósito del homenaje a los concejales pioneros de la etapa democrática que tuvo lugar en Ribeira. Los destinatarios fueron 27 ciudadanos, ya que a los 21 salidos de las urnas se sumaron seis que reemplazaron a otros tantos durante el mandato comprendido entre 1979 y 1983.
La apertura de una exposición en el Malecón, integrada por noticias de prensa publicadas durante aquel primer mandato ribeirense, como las movilizaciones contra el uso del can en el marisqueo, el nombramiento de Carlos García Bayón hijo adoptivo o las travesías del Xurelo, contrastadas con otras de carácter nacional, como la entrada en la OTAN o el mundial del Naranjito, fue la antesala de la parte más emotiva que tuvo por escenario el auditorio.
En ambos lugares se dieron cita los concejales de aquella etapa que aún viven: Vicente Fernández González —conocido por Chouza—, Miguel López Fariña y Manuel Reiriz, elegidos por la UCD; María Nespereira Prada y Francisco Crusat López, por el PSOE; y Santiago Méndez Vitres y Xoán Fernández Martínez, por la Agrupación de Electores Progresistas (PROA). También fueron convocados y comparecieron los alcaldes que estuvieron en algún período de los 42 años de andadura municipal José Antonio Ventoso Mariño y José Luis Torres Colomer.
Insignias institucionales
En el salón de actos del auditorio se procedió a la entrega de la insignia institucional, recogida en persona o por familiares en el caso de los ausentes, a los que pasaron por el salón noble ribeirense entre 1979 y 1983, que fueron, por Coalición Democrática, Ricardo Pérez, José Pérez, José María Rivas, José Manuel Sampedro, Severino Nieto, José Silva, Manuel González, Manuel Cadórnigay Luis Pouso; por la UCD, Lisardo Valeiras, Modesto Villar, José Pérez Bernárdez, Vicente González, Juan Manuel Santos, Miguel López y Manuel Reiriz; por el PSOE, Francisco Crusat, Manuel Vizcaya y María Nespereira; por PROA, Santiago Méndez y Xoán Fernández; y por el BNPG, Mariano Vidal y Francisco Sampedro.
El historiador Xosé María Fernández Pazos realizó un repaso somero por aquellos primeros cuatro años de una gestión municipal caracterizada por el entendimiento y precisó: «Non destacan nin as obras nin os proxectos, senón o espírito que reinaba nos plenos e na vida política». Se refirió a los integrantes de la corporación, subrayando que «eran boas persoas, intelixentes, dialogantes, aínda que no caso do alcalde, algo teimudo».
De los supervivientes intervino Manuel Reiriz Dios, que subrayó que eran un grupo de amigos y compañeros, que no entendían de política, a excepción de Francisco Crusat, que era secretario e interventor de ayuntamiento. En otro orden, instó a la corporación actual y a las venideras a buscar puntos de encuentro por el bien de Ribeira. Aseguró que fue concejal con cinco alcaldes y todos fueron buenos para Ribeira.
Recordó una anécdota ejemplarizante, de cuando Ventoso Mariño cambió la ubicación del polideportivo que Reiriz había gestionado y propuesto para levantar en Xarás, pero perdió la votación y se levantó donde quería el alcalde: «O día da inauguración, Ventoso chamoume para que cortara eu a cinta».
Mari Nespereira centró su intervención en las dificultades que había entonces para que una mujer pudiese ser concejala, ya que tenía que afrontar obligaciones familiares y se declaró orgullosa de haber sido punta de lanza de una lucha que ha avanzado, pero no ha finalizado.
Vicente Fernández hizo un alegato a la memoria de los que ya han fallecido, mientras que Francisco Crusat aseguró que querían cambiar el mundo desde Ribeira: «Daquela eramos só coñecidos, e hoxe somos amigos».
Emotivo discurso
Fue especialmente emotivo Santiago Méndez, que recordó como había llegado a Ribeira con su padre que tenía una cita con el alcalde anterior a la etapa democrática Miguel Rodríguez Bautista. Para llegar a Ribeira desde Santiago, de donde era toda su familia, tuvieron que coger el autobús en Santiago para ir a la estación del tren que los llevó a Carril; de Carril fuero en autobús a Vilagarcía y allí cogieron la motora a Ribeira, tripulada por Paco, que pasó por A Illa hasta arribar a Santa Uxía,.
En Ribeira, mientras su padre estaba con el alcalde, acabó yendo a un baile en el Mercantil donde vio a una chica sentada que pidió que le presentaran. La sacó a bailar y con un expresivo «hasta hoy» dejó constancia de que es su esposa: «Me enamoré de ella y de Ribeira», dijo, y ya no quiso marcharse nunca: «Nunca vi sitio más precioso. Ahora tengo 11 nietos y casi 90 años».
Afirmó que había traído al mundo a un montón de niños en la etapa del baby boom que vivió en primer fila porque es ginecólogo: «Nacían niños por toda partes —señaló con gracia—. Un día tuve que atender cinco partos»
De todo la trayectoria democrática destacó tres consecuciones: el hospital de Barbanza: «Hay quien no le da importancia, pero yo como médico supe lo difícil que era tener que llevar pacientes en mi coche a Santiago por aquella carretera de barro y piedras»; la traída de aguas «que no había en Ribeira», y la tercera, que casi se le olvida, la autovía de Barbanza: «Dije que el alcalde que la consiguiera iba a estar muchos años en el cargo, por suerte, fue mi cuñado José Luis Torres Colomer».
Cerró el acto el alcalde, Manuel Ruiz Rivas, que reconoció que el acto llegaba tarde, porque muchos de los protagonistas no pudieron asistir por haber fallecido, y enfatizó la necesidad de homenajear a la gente en su momento.
Apuntó que los que están en la política como es su caso «dificilmente vamos a encontrar unha etapa de tanta xenerosidade, de tanto facer país, de tanto facer pobo como a da primeira corporación municipal. Fixo todo o que tiña que facer, incluso aquilo que hoxe parece máis difícil: chegar a acordos. A súa labor tennos que servir aos que hoxe estamos na política para darnos conta dos noso erros. Quizais hoxe sexa un bo día para a reflexión; que o voso exemplo nos sirva para analizar o que podemos aportar cada un para mellorar a vida dos demais, independentemente das siglas».
Ruiz aprovechó para mencionar a otras personas que contribuyeron desde fuera de la corporación a la proyección de Ribeira: en industria, a Ramiro Carregal; en unidad de Amas de Casa, a Magdalena Bringas; a Gloria Cacharrón, que defendió el derecho de la mujer a ejercer en un barco; al patrón mayor Juan O Carteiro; a la Cooperativa del Mar Santa Eugenia «un exemplo para toda Galicia de unidade no mar», de la mano de José Manuel Pérez Paz; a Ciprián de Adelino, fundador de la asociación de empresarios; y él mismo, pues recordó que formaba parte de aquel Atlético Riveira que ascendió a Tercera División en aquel período.
«Entre todos formaron aquela Ribeira da que nos deron unha testemuña moi difícil de igualar e de superar. Creo que todos os alcaldes que estiveron dende entón fixeron unha gran labor. E aquí están con nós José Luis Torres Colomer e José Antonio Ventoso Mariño, pero non podemos esquecer ao primeiro alcalde, Lisardo Valeiras, nin á Ricardo Pérez Queiruga».