La ruta, de 19 kilómetros, es parte de la formación de un máster del campus lucense
28 nov 2022 . Actualizado a las 18:05 h.Dicen que no existe el camino, que se hace al andar. Y quizás eso sea lo que lleva tratando de hacer durante cinco años el máster universitario en Dirección de Actividades Educativas en la Naturaleza de la USC, cuyo alumnado, una vez más, recorrió la costa barbanzana en una ruta con comienzo en A Pobra y con el mirador del monte da Cidade, en Ribeira, como punto final.
La expedición, que emprendió el recorrido a las 10.30 de este lunes, permitió a los estudiantes disfrutar de 19 kilómetros de descubrimientos, contando con el apoyo de una guía de la oficina de turismo de Ribeira que los acompañó en la ruta explicando todos los detalles sobre el entorno periurbano y el castro da Cidade, un entorno inmejorable en el que aplicar los conocimientos que forman parte del la formación del alumnado.
«Esta experiencia es parte de la materia de equipamientos y realización de actividades. Hacemos tres salidas al año, y esta es una de ellas. A todos los estudiantes les gusta porque hay zonas abandonadas, regeneradas... un poco de todo», explicaba Miguel Cons, uno de los profesores que formaron parte de la aventura, aunque no el único. De hecho, en la actividad estuvo presente el catedrático responsable de este posgraduado: Uxío Otero Urtaza.
El máster, que se imparte en la facultad de Formación do Profesorado del Campus de Lugo, dispone de una subvención para hijos de migrantes, por lo que cuenta con estudiantes de diversos países que no dudan en explorar la comarca. «Tenemos alumnado de Cuba, de Chile, de Argentina... es muy variado y les descubre esta zona. Al ser una materia experiencial, impartimos la formación con rutas y salidas», asegura Cons.
Pese al esfuerzo físico y a la extensión de esta actividad, que llegó a su destino final a las 17.45 horas, tanto organizadores como alumnado la valoran de forma muy positiva. «Nada más subir al castro, decidimos aprovechar para acercarnos al dolmen de Axeitos», confesaba entre risas el profesor Cons.