«Estase perdendo o costume de arranxar as cousas, agora todo é de usar e tirar»

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

CARMELA QUEIJEIRO

El zapatero Samuel Lago regenta en Ribeira un negocio multifunción en el que repara paraguas, maletas o mangos de sartenes

10 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Chapista reconvertido a zapatero hace una veintena de años, Samuel Lago es un manitas, uno de esos hombres diestros capaces de levantar un centro comercial con una navaja. Regenta en Ribeira el negocio Reparaciones Lago, un sencillo nombre que define con precisión su actividad. Y es que el suyo es un taller multifunción en el que encuentran arreglo paraguas, maletas, mangos de sartenes y hasta marcos de fotos.

Asegura que la reparación de muchos de los variopintos artículos que los clientes dejan en sus manos «supón para min un desafío. Cando o consigo, quedo contento. Eu dou garantía do meu traballo». Su habilidad para ingeniárselas le viene de pequeño cuando, recuerda, «facía bicicletas con pezas de outras ou buscando elementos similares».

Aunque la labor principal es la reparación de calzado, fue con el arreglo de paraguas donde cimentó su popularidad: «Todo comezou por unha clienta, e a xente sigue vindo». Aprendió el oficio de un hombre que antaño se desplazaba por los pueblos, Ribeira entre ellos, para desempeñar ese cometido. Afirma que adquirió con picardía los conocimientos necesarios: «Pedíalle que o fixera diante de min e íalle preguntando, como quen non quere a cousa. Co que lle vin facer a el, coa miña imaxinación e coa práctica fun aprendendo».

En estos tiempos en los que, comenta Samuel Lago, «estase perdendo o costume de arranxar as cousas, agora todo é de usar e tirar», todavía hay quien se resiste a desprenderse de algunos objetos, bien por su valor económico o personal.

Por su local han pasado paraguas de 100 euros cuyos propietarios encontraron en las manos de Lago la alternativa al cubo de basura. Otras veces, afirma, «a xente quere arranxalos porque teñen valor sentimental e non lles importa o custe da reparación. Incluso pasa cos zapatos».

Hasta veraneantes

No es frecuente encontrar a alguien en estos tiempos que arregle paraguas y Samuel Lago tiene entre su clientela a veraneantes: «Hai xente de San Sebastián e de Madrid que mos trae para reparar».

Y como reconoce que «cústame dicir que non cando me traen un chollo», Samuel Lago también empezó a arreglar maletas al tiempo que su fama de manitas iba acrecentándose: «Primeiro foron unhas rodas, despois outra persoa deixoume unha porque tiña mal a asa». Un día hasta le trajeron una figura de poliuretano y en otra ocasión, un marco para que repusiera el soporte. Hasta ha tenido que ingeniárselas para reponer el mango de alguna que otra sartén.

De talante pausado y locuaz a medida que la conversación avanza, a Lago le motivan los retos: «Gústame enfrontarme a cousas que a xente non arranxa». Eso sí, no todo vale y su capacidad no es infinita: «Cando vexo que algo non merece a pena ou que non podo facelo, dígollo».

Sin embargo, reconoce que el trabajo de los arreglos ha caído en picado: «Cando eu comecei arranxábase moito máis. Traballábase noite e día. Eu incluso levaba labor para casa». Pese a todo, no le faltan a este hombre retos a los que enfrentarse de forma habitual y siempre intenta avanzar un paso más.