«El jueves pasado casi me mato. Llovía, por Padrón se me fue el coche y quedé atrapado en una vía, sin poder salir y encajado en dirección contraria»
06 abr 2022 . Actualizado a las 15:32 h.El jueves pasado casi me mato. Llovía, por Padrón se me fue el coche y quedé atrapado en una vía, sin poder salir y encajado en dirección contraria. Lo peor fue la espera: ni yo ni los coches que venían de frente nos veíamos mutuamente, ya que quedé varado en una curva cerrada. Todo fue muy rápido y, nada más tener el accidente, yo hice lo que hace un hombre de verdad: llamé llorando a mi mujer.
Mi mujer llamó al 061 y la chica que la atendió le preguntó: «¿Pero la llamó a usted antes que a nosotros…? Espere un momento, ¿su marido tiene un número de teléfono que acaba en 12? ¿Sí? Pues justo ahora nos está llamando el muy imbécil». Vale, lo de «el muy imbécil» no lo dijeron, pero estoy seguro de que lo pensaron. Con razón.
No estuve allí más de quince minutos, pero los coches y camiones me venían de frente, a veces demasiado rápido, a veces demasiado cerca. Tenía pensamientos estúpidos, como que iba a morir sin haber ido nunca a un podólogo. Hasta que llegaron los bomberos del Concello de Padrón, de quienes no puedo decir más que cosas buenas. El trato, la ayuda, la rapidez. Gente de diez. Me sacaron, me acompañaron a un área de servicio, me tranquilizaron…
Inmediatamente, al área de servicio llegaron mi suegro y mi mujer, y al estar ellos, de pie frente a mí, me acordé de la película de Los Vengadores, cuando los héroes se unen para salvar a un ciudadano. Y de tanto aguantar la emoción me entró una contractura cervical como un caballo. Escribo esto con un collarín y un diazepam mientras aprecio la sensación de mis dedos corriendo por el teclado.