Adrián Armental: El obrero del fútbol que halló su Arcadia en el sur

Álvaro Sevilla Gómez
Á. Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

CEDIDA

El ribeirense muestra el mejor estado de forma de su carrera en el Sanluqueño, con el que llegó a Primera RFEF

12 dic 2021 . Actualizado a las 14:35 h.

Quizás Adrián Armental (Ribeira, 1990) sea uno de los últimos futbolistas de Santa Uxía que mamó el deporte rey en la interminable pista del colegio O Grupo. Como Johan Cruyff, que entrenaba con los jugadores del Ajax en el aparcamiento para que aprendiesen a regatear zigzagueando coches, faroles y bancos, aquel flaco y menudo niño cinceló su estilo en una cancha en la que adolescentes, adultos y críos compartían pasión. Y, sin duda, algo queda de aquel crío en el hombre que hoy brilla más que nunca en el Atlético Sanluqueño, con el que logró el ascenso a la Primera RFEF y con el que vive su mejor etapa como profesional.

Pero para llegar al relato de su Arcadia, primero hay que contar sus inicios. El pasado nunca nos abandona: «Empecé a jugar en la calle, como todos. Mi primer equipo fue el Atlético Ribeira, pero un año después deshicieron todas las categorías. Nos repartimos por los equipos de la zona». Él eligió un Xuventú Aguiño del que no se separaría hasta ser ya mayor de edad: «Pasé por todas las etapas de la base. Fueron años muy buenos, en los que fui muy feliz. Al final jugaba con mis amigos. Poco a poco fueron llegando los éxitos y nos enganchamos cada vez más».

De A Tasca viajó al ahora campo Verónica Boquete, recalando en un Compostela que no vivía su mejor momento a pesar de militar en Segunda B: «Quizás noté el cambio tan brusco. No jugué todos los minutos que quería y terminé marchando. El año siguiente me enrolé en el Boiro». Fue en Barraña donde se reencontró con el amor a un deporte que llevaba muy dentro: «Quería volver a disfrutar. Y lo conseguí. Los recuerdo como años muy buenos. Conseguimos éxitos y recuperé la ilusión por jugar».

Que la Tercera División le quedaba pequeña lo dejó claro en solo una temporada con el Coruxo: «Fue mi primer año completo en Segunda B. En el Compostela llegué a debutar, pero no cuenta. Completamos un año muy bueno colectivamente, y también individualmente». Uno de los grandes clubes del panorama autonómico como el Racing de Ferrol se fijó en aquel ribeirense llegador, currante y profesional.

«Aunque era la misma liga, el Racing es un equipo que se sitúa en otro escalón. Está muy profesionalizado. Tiene ambiciones mayores. Fueron cuatro temporadas en las que me hicieron sentir muy querido», afirma el barbanzano que sabe que «hubo momentos mejores y peores, pero el balance al final es muy positivo. Es un club muy grande del que estoy orgullo de haber formado parte».

Pero llegó el covid, y con él, múltiples cambios. También su marcha de A Malata: «Tenía claro que quería seguir en Segunda B —donde acumula unos 180 encuentros disputados—, pero pasaba el verano y no salía ningún equipo».

Sin margen

Cambiar de aires y tomar distancia para ver las cosas en perspectiva. Ese era el plan: «Un fin de semana me sale la opción del Atlético Sanluqueño. No sabía ni dónde quedaba Sanlúcar [ríe]. Y el lunes me veo con el coche cargado atravesando la península. Fue un año extraño por el covid, pero uno de los mejores de mi vida tanto a nivel personal como profesional. Viví una atmósfera de equipo que no había visto antes. Éramos gente de toda España que creó una piña y la trasladó al campo».

Abandonaron el ego por el colectivo, trabajaron como obreros y se quedaron a las puertas de la fase final a Segunda: «Confiábamos, pero la temporada fue histórica. El club nunca había estado en una categoría tan alta. Ahora me acuerdo cuando no sabía dónde quedaba Sanlúcar y aquí estoy un año después, más cerca del fútbol profesional». ¿Era esa su ambición cuando empezó en esto? «Siempre fue disfrutar del fútbol. Cuando era un niño no pensaba en Primera o Segunda, ahora sigo disfrutando. Es lo que más me gusta». A sus 31 años, Armental ha alcanzado la madurez competitiva. Físicamente se siente como nunca y «la ilusión por el fútbol la tengo intacta».

No hay tiempo para pensar en retiradas. Quienes lo conocen saben que le queda cuerda para rato: «La edad es un número». Desde su Arcadia afirma que «encontré un lugar en el que soy feliz. No me arrepiento de nada». Eso sí, admite tener una promesa. Se retirará en el Aguiño. Calma, habrá que esperar hasta verlo.