Las exigencias del Concello de Santiago elevan las dudas en Fontiñas sobre el futuro de su mercadillo

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

RIBEIRA

PACO RODRÍGUEZ

Los ambulantes ven difícil competir los sábados con los de Vilagarcía y Ribeira

02 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los vendedores del mercadillo de Fontiñas consideran que se precisa mucho tiempo para que la cita se haga un hueco entre las ferias más atractivas de los sábados. En este caso, uno de sus principales problemas es que tiene que competir con Vilagarcía, Ribeira y Santa Comba, que también celebran los sábados mercados mucho más consolidados que el acoge la rúa París, de ahí que sea complicado conseguir atraer vendedores y poder cumplir las nuevas exigencias del Concello de diversificar la oferta.

Las condiciones que regirán el mercadillo de Fontiñas han sido recibidas como un jarro de agua fría entre algunos ambulantes, que creen que acabarán con la cita de los sábados. Otros consideran en cambio que puede ser una oportunidad para salvar el mercadillo. La clave es que en las bases para adjudicar los puestos se establece que el 40 % deberán ser de una actividad diferente a la textil. Entre los vendedores hay dudas sobre qué tipo de productos están en ese grupo del textil y cuáles no. Algunos entienden que la pretensión del Concello es reducir el número de puestos de ropa, que ahora copan la mayoría de la oferta. Aseguran que quedan fuera de lo textil tanto el calzado como la ropa del hogar, e incluso los complementos (bolsos, pañuelos, sombreros) y los artículos propios de las mercerías. Con la nueva regla, el Concello busca atraer más vendedores de alimentación y, más concretamente, con productos de la huerta compostelana. En este caso hay una dificultad añadida, y es que las vendedoras de hortalizas y verduras prefieren acudir los sábados a la praza de Abastos antes que a Fontiñas. En la jornada de ayer solo había un puesto de venta de verduras y plantas. Y era, por cierto, uno de los que concentraba la atención de más potenciales clientes, junto a un puesto de vaqueros de marca y de ropa de Alba Conde. En el mercadillo de la rúa París se echan en falta artículos de mercería y telas, pero también de embutidos, flores, artesanía y antigüedades. Los ambulantes creen que la variedad de productos favorecerá la consolidación del mercado, pero asumen que no será fácil atraer a esos vendedores que pide Raxoi.

En cuanto a la norma de que deberán solicitarse un mínimo de 65 puestos y un máximo de 130, los ambulantes no ven un problema, porque hay interés por vender en Santiago. Aunque hay dudas. «¿Ese 40 % de puestos que no sean de textil se aplica a los 130 o a los 65?», apuntaba una vendedora, que lamentaba que no se apostara más por Fontiñas.

Otra cuestión que inquieta a unos ambulantes y convence a otros es la cláusula por la que se perdería la licencia para vender en Fontiñas cuando se registren más de tres ausencias al mercadillo. Con esta medida se quiere evitar lo que ocurre ahora, que muchos vendedores disponen de autorización para vender el sábado, pero no ponen sus puestos o los han montado una o dos veces en seis meses. Hay ambulantes que solicitan licencias para varias localidades y eligen un mercado u otro en función de las estimación de ventas. El hecho de que no se esté cobrando la tasa alimenta estas prácticas.

Mosteiro

«Hay que ofrecer más variedad»

José Manuel Liste, presidente de la Asociación de Vendedores Ambulantes de Galicia, reconoce que el mercadillo de Fontiñas tiene excesiva oferta de ropa y poca variedad en los puestos. «Falta artesanía, alimentación, mercería y madera. Y con las nuevas normas queremos que se mejore la oferta para atraer a clientes», señala.

Mosteiro

«No compensa para la alimentación»

Magdalena Quintáns es la única vendedora de verduras y hortalizas que ayer llevó su género a Fontiñas. «En Salgueiriños eran seis puestos de embutidos y queda uno. No compensa venir. De tres de verduras, venden dos». Cree que Fontiñas «va lento porque no hay variedad de productos. A muchos no les compensa dejar otros mercados».

Mosteiro

«Traigo zapatos o ropa, según salga»

Miguel Jiménez Jiménez es uno de los vendedores compostelanos fiel a Fontiñas y a Salgueiriños. «No me parece bien limitar el textil. Yo traigo calzado hoy, pero otro día ropa, según las cosas que me van saliendo», explica. Miguel cree que este mercadillo está «aún muy parado. Pero están parados todos. Las ventas no se animan».