Hosteleros de Ribeira: «Non ten sentido ir cambiando as normas cada semana»

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

CARMELA QUEIJEIRO

Los profesionales del sector asumen con resignación el paso al nivel alto de restricciones por el covid y reclama ayudas

24 abr 2021 . Actualizado a las 11:49 h.

Ribeira estrenó ayer el nivel alto de restricciones derivado de la última avanzadilla del covid en el municipio, lo que en la práctica supone la reducción de aforos en los establecimientos hosteleros, que solo pueden utilizar las terrazas, una medida que la mayoría asume con resignación.

«É a peor semana na que nos podían facer isto porque é final de mes, e para a seguinte toca pagar todo. Abren un pouco a man e despois pechan todo», lamentaban Jose Vilar y Jose Jamardo, que en plena crisis del covid abrieron La Estación: «Levamos golpe tras golpe desde que abrimos. Estamos funcionando ben, pero as restricións mátannos».

Para colmo de males, el paso al nivel alto de riesgo por covid coincide con una borrasca que ayer no dejó de descargar agua durante toda la mañana: «Desde que abrín puxen tres cervexas e un café, e outro para levar», explicaba al filo del mediodía Lucía Lampón, que con el acceso vetado al interior solo dispone de una mesa en la terraza: «Non ía abrir, pero como tiña cousas que facer local aquí estou. E vou tirando porque estou eu soa, non pago empregados e o que saco é para min, aínda que neste momento estás traballando para cubrir gastos».

Desconcierto

Resignación se respiraba también en O Tear, donde Laura Cullen atendía las tres mesas que tienen en la terraza mientras el castigo al que se ve sometida la hostelería: «Somos o sector máis afectado polas restricións, a nós bótasenos a culpa de todo. E se para a semana nos mandan pechar, temos que pechar». Contaba también el desconcierto que generan entre la clientela los cambios en los niveles de riesgo y las medidas que se aplican: «Para min non ten sentido ir cambiando as normas cada semana. Son moitos cambios moi seguidos e a xente anda despistada, e non pode ser que unha semana ce mande facer unha cousa e á seguinte, outra».

El aumento de las limitaciones y el mal tiempo motivaron que haya locales que ayer no abriesen sus puertas. Otros llevan meses con la verja bajada, y luego los hay que la levantan solo los fines de semana. Es el caso de A Cuba, que estuvo cerrado desde septiembre hasta la pasada Semana Santa y que hasta el verano mantendrá su actividad solo los viernes sábados y domingos. Su dueña, Lupe Bande, reconoce que la situación es complicada: «Yo puedo poner seis mesas en la terraza, pero el toldo que tengo no me da para poner tantas cuando llueve». Aún así, de momento va aguantando el tirón con la mirada puesta en la temporada estival: «De momento abrimos los fines de semana, a ver si no tenemos que cerrar definitivamente, porque los gastos son los mismos y con esta situación no compensa».