Jorge Álvarez y Bruno Iglesias: El Náutico de Ribeira exhibe músculo velístico a nivel gallego

S. Gómez RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

MARCOS CREO

Los jóvenes barbanzanos se colaron entre los mejores en la regata Aurelio Fernández

22 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Es como si el Ribeira le ganara un partido al Dépor o al Celta. Pasa una vez en un siglo». Con esa metáfora explica Andrés Resúa la gesta realizada por Jorge Álvarez (Ribeira, 2006) y Bruno Iglesias (Ribeira, 2009) en la regata Aurelio Fernández, celebrada hace días en A Coruña. «En la primera jornada no pudieron navegar, había un viento muy inestable. En la segunda sí. Hicieron dos mangas. Les costó un poco en la salida, pero son dos chicos ligeros, trabajadores, aguantaron muy bien y les salió perfecta», destaca el técnico. El resultado final, un segundo puesto para Jorge Álvarez, y un tercero para Bruno Iglesias en la clasificación general, así como una plata en sub-13 para este último.

Lo cierto es que los dos barbanzanos se enfrentaron a un centenar de regatistas llegados de los mejores clubes de Galicia: «Había barcos de Vigo, Sanxenxo, A Coruña o Baiona, que tienen presupuestos de la leche y son históricos. Nosotros somos un poco diferentes. El club, los monitores y el Concello ponemos de nuestra parte para que crezcan y luego está Ramiro Carregal, que es el gran mecenas que permite que todo aquel que quiera pueda hacer vela. No es como otros deportes. Aquí hace falta un barco, una lancha...».

Lo cierto es que tanto Jorge como Bruno son los dos alumnos adelantados de un equipo que lleva creciendo exponencialmente en los últimos años. Si en el 2019 eran unos 22 niños, este curso acabarán con 33. «El club está mejor que nunca. Tenemos más gente que otras veces. En verano incluso tuvimos que acortar el límite por la pandemia. Éramos un deporte que cuando terminaba el verano los niños se iban a fútbol o baloncesto. Este año no, se han quedado todos», explica Resúa.

Más formados

El camino que han tenido que recorrer no ha sido fácil. «Jorge lleva ya más de seis años navegando. Ahora le toca cambio de clase. Tiene que elegir entre láser y 420. De su año seguramente sea el mejor de Galicia y tiene mucha capacidad para aprender. Sea lo que elija le irá bien. Bruno en cambio empezó hace dos años. Es muy disciplinado y siempre está pensando en la vela. Incluso cuando paramos para comer un bocadillo está preguntando cómo hacer en el mar. Tienen en común que ambos son muy educados, se portan muy bien y los padres son gente encantadora. Eso también se nota», destaca el técnico de ambos.

Lo cierto es que lo más difícil fue la salida en la regata coruñesa, ya que no están familiarizados a verse rodeados de unos 80 barcos: «La embarcación deriva todo el rato. Te cuesta aguantarlo en la línea y hay poco espacio. Los clubes más grandes lo tienen más fácil, porque tienen a muchos niños y pueden simular esas circunstancias, cosa que nosotros con ocho o diez barcos no podemos hacer».

Aún así, tanto Jorge Álvarez como Bruno Iglesias dejaron claro que, a pesar de todas las trabas, la escuela de vela Ramiro Carregal sigue formando y puliendo pequeños diamantes. No podía ser de otra forma cuando cada fin de semana pasan horas buscando los vientos en la ría de Arousa. «El sábado vamos todos y el domingo, los del equipo de competición. Peleamos todo el año, Pero cada sesión es de unas cuatro horas como mínimo. No puedes estar 90 minutos como en el fútbol».

La receta es esa. Apretar los dientes y luchar contra quien sea. Si se puede contener la fuerza del dios Eolo en el mar, también se puede vencer a los regatistas de los mejores clubes de Galicia.