María Caeiro: «Cuando tienes que invertir, no piensas como un fondo de inversión»

RIBEIRA

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CESAR QUIAN

El Grupo Caeiro, del que es la vicepresidenta, nació de una empresa de carrocería de autobuses en Santiago que montó su abuelo; ahora tienen la concesión de Renault para la provincia de A Coruña

27 sep 2020 . Actualizado a las 08:58 h.

No es el mejor de los momentos para el sector en el que María Caeiro lleva dedicada más de 30 años. La consejera delegada y vicepresidenta del Grupo Caeiro, el concesionario de Renault para la provincia de A Coruña y de Nissan en Santiago y Ribeira, dirige la empresa cuyos cimientos puso su abuelo y a la que su padre, «un gran visionario», dio el impulso «cuando nos dieron la representación de Renault. En el polígono del Tambre fuimos la primera o segunda empresa que se instaló. Muchos lo llamaron loco», recuerda. Ahora, tras el parón del confinamiento que obligó a solicitar los ERTE, se avecina una etapa compleja. «Hubo un repunte en los meses de verano. El problema no es justo ahora, sino lo que viene», asiente Caeiro.

Su plantilla la componen 157 personas. «Padres, hijos, hermanos, matrimonios, primos, tenemos de todo», dice. «La debilidad que tienes es tu fortaleza. Hay vínculos emocionales, tampoco somos una empresa enorme, pero si les llegas a pedir cualquier esfuerzo, es mucho más fácil y están más implicados. Lo humano nos importa y eso nos diferencia», resalta.

«Muchas veces dicen que estas compañías se hunden por terceras, cuartas generaciones, no se hunden por eso. Abogo por los sucesores. En muchísimas empresas familiares que yo mentoricé, el gran problema es que el fundador no fue capaz de dar el testigo. La inteligencia de los fundadores tiene que ir muchísimo más allá de lo que han fundado, que tiene un mérito impresionante, tienen que saber delegar en su momento, como tendré que hacer yo, aunque pienso que soy jovencísima», sonríe . «Para mí, las empresas familiares son una fortaleza. Cuando tienes que invertir, no lo piensas tanto como un fondo de inversión. Es tu casa, es tu empresa, es tu vida». Y termina con un deseo: «Esto tiene que salir adelante, es casi un segundo hijo».