El Cristo que fue rescatado de la basura y subido a los altares

A. parada RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

MARCOS CREO

Un matrimonio de Aguiño restauró una imagen del Sagrado Corazón de Jesús que ha vuelto a procesionar

20 feb 2020 . Actualizado a las 21:56 h.

Hay historias que, inevitablemente, guardan en su interior una lección o metáfora mayor de lo que su mera superficie permite advertir. Incluso aquellas que comienzan a los pies de un contenedor de basura. Corría el otoño del 2018 cuando el sacerdote de la parroquia ribeirense de Aguiño, Julio Cárdenas, recibía una triste noticia. Alguien había dejado una desvencijada talla de Cristo abandonada a su suerte. En un acto de dignidad y respeto, el párroco no dudó un segundo en recogerla y llevarla a la sacristía de José Ángel Santos.

Lo que Cárdenas desconocía es la repercusión que ese gesto acabaría teniendo cuando, durante aquella misma Navidad, una mujer reparó en la imagen arrinconada, sin manos, sin nariz y con una enorme grieta de dos centímetros que aventuraba un funesto final. Conmovida, en aquel momento guardó silencio, pero en cuanto regresó a casa le narró la escena a su marido. Se trata del mismo matrimonio que más tarde acabaría consiguiendo que esta representación del Sagrado Corazón de Jesús volviese a latir.

José Samuel Reategui Ostos y María Montserrat Costa Lijó fueron a hablar con el cura en enero para exponerle la necesidad de restaurar el Cristo, pero el párroco, a sabiendas del coste que supondría reparar una imagen de la que se desconoce su origen y anterior ubicación y propietario, les dijo que era muy difícil. Entonces, le propusieron que les prestase la talla de pasta de madera de un metro por 60 centímetros para recuperarla ellos mismos. «Para nosotros fue un miembro más de la familia durante dos meses», recuerda Montserrat Costa.

La reparación

«Contrastando información, creemos que se realizó en Girona, pero no podemos atestiguarlo», señaló Costa. Mas el anonimato de la obra no les hizo cejar en su empeño en lo que consideraban el objetivo más importante: «Una talla así tenía que salir en procesión». Reategui se encargó del grueso de los trabajos, desde el rellenado de los huecos y grietas o la instalación de nuevos anclajes a las posteriores capas de protección aplicadas. Hasta creó la peana y la repisa para el altar sobre el que ahora descansa.

Asimismo, ella se ocupó de labores más minuciosas y de retoque. Una de las partes más difíciles fue la de lograr recrear la gama cromática del Sagrado Corazón de Jesús, pero cuando llegó mayo del pasado año los colores volvieron a brillar en su bendición y presentación a los fieles.

No obstante, el momento que de verdad les llenó de orgullo fue ver la imagen en procesión para luego surcar los mares junto a la virgen del Carmen, el pasado julio. «Estábamos felices, no por haberlo reparado sino por haberle devuelto algo a la sociedad». Pero ni durante esa escena hicieron público su sacrificio. Hasta ahora, pues la imagen no es lo único que han entregado a la parroquia. Esta misma mañana, a las 7.00 horas, tendrá lugar un acto con oficio religioso en el templo de Aguiño, en honor al Sagrado Corazón de Jesús, una cita que quieren realizar cada mes.

Y cuando se le pregunta a José Samuel por la lección, él acierta a decir sonriendo: «Esta historia podría ser nuestra propia historia, porque también podemos ser nosotros los que necesitemos que nos recojan. Estoy convencido de que la fe no se pierde, a veces solo está tirada en un contenedor».