Nadie dijo que iba a ser fácil. Tal vez el fútbol gira casi siempre entre dificultades y descontentos, teniendo a veces la sensación de no ir a ningún lugar, pero hay que persistir en el intento de cambiar lo que se puede, reabrir la puerta del diálogo, coordinando una posible y futura fusión del fútbol base de Ribeira.
El fútbol se vive en presente, pero con perspectiva de futuro. Es hora de centrarse en lo importante, sin ser esclavos de los egos y reproches del pasado, siendo indispensable fijar metas y objetivos. Es la manera de llegar, evitando desgastes inútiles, realizando esfuerzos que se traduzcan positivamente en un acercamiento al objetivo que se debe lograr, que justifique la necesidad que existe en la sociedad y en los futbolistas de desarrollar un proyecto deportivo que responda a los fines que los deportistas se plantean alcanzar con la práctica del fútbol.
Ribeira es una ciudad con grandes individualidades futbolísticas, pero incapaz de destacar en lo colectivo. Lo significativo es que nuestro fútbol no consigue la representación deportiva que por la calidad de los jugadores, la ciudad se merece. Por ello, no podemos seguir lamentándonos del bajo nivel competicional de nuestros clubes, ni del flujo de futbolistas que año tras año abandonan los equipos buscando acomodo lejos; unos jóvenes que quizás se han planteado unas inquietudes y quieren darles respuestas, que se han trazado unos objetivos y quieren llegar a cumplirlos. Por eso, culpar a los demás y a las circunstancias es una forma fácil de no asumir la propia responsabilidad.
Seguir encerrados cada uno en su entorno cerrará las puertas del futuro. Es preciso abrirlas y reflexionar, y que esa reflexión venga acompañada de una estrategia y un plan de acción coherente, con un amplio consenso y que más pronto que tarde vea la luz un proyecto sólido y con futuro, que favorezca el fútbol base de Ribeira.