Vientos de 113 kilómetros por hora dejaron un reguero de postes y árboles derribados

M. Gómez / L. M. / A. G. RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

CARMELA QUEIJEIRO

Un barco amarrado en el muelle de Ribeira se hundió y en Mazaricos una avería en el tendido provocó un apagón

22 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras el virulento paso de la borrasca Brendan provocando inundaciones, desprendimientos y cuantiosos daños en la comarca de Barbanza, en las últimas jornadas ha sido el viento del norte el que ha generado un reguero de incidencias en la zona. La estación meteorológica situada en el pico Muralla registró, junto con la de Punta Candieira, en Cedeira, la ráfaga más fuerte en Galicia, 113,7 kilómetros por hora, una intensidad que derribó árboles y farolas, levantó parte de un tejado en Outes y hundió un barco en Ribeira.

Aunque fueron numerosos los avisos que recibieron los equipos de emergencias a causa del viento, no se registraron daños personales, pero en Cruceiro de Roo estuvo cerca al caerse parte del alero de un establecimiento hostelero en el que también se levantó la cubierta. Esto ocurrió en la tarde del lunes, en un momento en el que bomberos y agrupaciones de Protección Civil se afanaban en retirar árboles caídos en puntos como Cabrais o Triñáns, en Boiro; Frións y Teira, en Ribeira, y Sampaio, en Noia.

La noche transcurrió con relativa tranquilidad, pero desde primera hora de la mañana de ayer se hicieron visibles las consecuencias de las intensas rachas.

En dos colegios

Un barco amarrado en el puerto de Ribeira, el Nécora, amaneció completamente sumergido y los cabos que todavía lo mantenían sujeto al muelle y algunas piezas desprendidas que salieron a flote eran la única evidencia a simple vista de que en la zona había un barco hundido, mientras que tanto el GAEM como los bomberos de Ribeira tuvieron que acudir a los colegios de Frións y Palmeira para retirar varias chapas de la cubierta que se habían desprendido.

En el municipio noiés, el equipo de emergencias estuvo toda la mañana retirando árboles caídos en distintos puntos, como Santa María de Roo, mientras que en Porto do Son cayeron ejemplares en Caamaño, en el vial de San Pedro de Muro y en la carretera que va a O Castelo, cortando el acceso al núcleo.

Por su parte, en A Mámoa, en Ribeira, se produjo un apagón el lunes, mientras que ayer fueron los vecinos de Mazaricos los afectados por un corte de luz motivado por daños en la red de media tensión. Más de 400 usuarios estuvieron sin servicio desde las 8.20 horas hasta las 14.30.

LAURA MARTELO

 «Menos mal que non pasaba ninguén, puido ser unha desgraza»

De los numerosos destrozos que causó el viento en la comarca, el más destacable se produjo en la tarde del lunes en el núcleo outiense de Cruceiro de Roo, donde la fuerza con la que sopló el viento provocó que se levantase parte de la cubierta de la pensión Viña y que un trozo del alero del inmueble se viniera abajo causando daños en un vehículo que estaba aparcado en la calle. Una de las vecinas de la localidad comentaba ayer que el suceso ocurrió alrededor de las seis de la tarde, poco después de que ella misma y unos escolares que regresaban a casa del colegio pasasen por la zona: «Menos mal que non pasaba ninguén por aí, puido ser unha desgraza».

Por su parte, el propietario del establecimiento, Franco Sande, explicó que cuando él llegó al inmueble, sobre las ocho de la tarde, ya habían intervenido los equipos de emergencia, que procedieron a acordonar el lugar para evitar incidentes.

Las fuertes rachas de viento causaron con mucha probabilidad el desprendimiento de la cubierta del bar. De hecho, los vecinos de Cruceiro de Roo aseguraron que momentos antes del incidente se formó en la zona un intenso remolino que levantó hojas y papeles tirados en la calle. Sande subrayó la extrema intensidad con la que soplaba el viento, provocando el volcado de uno de los barriles situados en la entrada del local que regenta, pese a que son «moi difíciles de mover», concretó.

Por precaución, la zona en la que se produjo el desprendimiento permanecía ayer acordonada, aunque ya estaba completamente libre de escombros y restos de la cubierta del inmueble. Con todo, los desperfectos causados por el temporal de viento en el edificio y en el entorno eran todavía bien visibles.