El precio de comer

Alicia Fernández LA CRIBA

RIBEIRA

23 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Circula estos días por las redes sociales la denuncia de una vecina de la comarca que asistió a la feria Artemar, celebrada en Ribeira la pasada semana y, en compañía de otras personas -más de la mitad menores- se sentó a comer unas raciones en un puesto instalado en el evento. Considera esta señora que los precios son abusivos y así lo hizo saber a sus convecinos publicando la nota. En ella destaca que cada unidad de chorizo criollo fue cobrada a 12 euros y les facturaron una de churrasco a cada uno -incluido un niño de 3 años- a 15 euros cada una ¡En total, 267 euros de vellón por un poco churrasco y unas aguas! ¡Ahí es nada!

Viene esta queja al dedillo para dar continuidad a mi reciente artículo sobre el mercado castrexo de Boiro. Si en aquel momento me refería a lo extraño de realizar tal evento en medio de asfalto y hormigón, y me preguntaba si el Concello ingresa tanto dinero como para permitir algo tan fuera de lugar -un mercadillo con disfraz barato y poco más-, ahora le toca el turno a la competencia desleal. Porque los establecimientos fijos, existentes en cada lugar, soportan mayores costes durante todo el año y mayores exigencias sanitarias.

Ellos se ven sometidos a controles periódicos, a la contratación de empresas especializadas en plagas y limpieza y a un nivel de exigencia por parte de sus usuarios bastante más elevado. Si a esto añadimos los gastos en maquinaria para una correcta conservación y elaboración, y otros costes de explotación todavía se hacen más increíbles esos precios. También es verdad que hay que mirar donde se mete uno.