Campeones cocinados a fuego lento

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro sevilla RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

adrián gonzález

Los oros nacionales de Puebla, Náutico de Ribeira y Muros ponen en relieve el trabajo de años con la cantera

30 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Para crear un equipo campeón no existen recetas mágicas. El trabajo duro se presupone siempre, pero nunca es definitivo. «A liña entre o éxito e o fracaso é moi fina. Un ano ves como por centésimas rematas fora e, ao seguinte, adestrando o mesmo, volves ca bandeira», afirma Andrés Fernández, cuyo equipo infantil del Club Remo Puebla mordió el oro nacional de bateles en Teis. Su discurso no varía del que se escucha en Muros y Ribeira, también campeones. Todos toman aire después de lograr un hito que todavía saborean.

«La clave está en la paciencia. Llevamos cuatro años trabajando con una idea y vemos que comienza a dar sus frutos». El que habla es Dani Canosa, entrenador del Club de Remo Muros y una de esas personas que reactivaron la actividad en un equipo que llevaba años muerto: «Quisimos que los chicos supieran que el resultado era lo de menos, que con el tiempo llegaría solo».

Canosa otorga además mucha importancia al trabajo psicológico. No solo basta con depurar la técnica, uno de los puntos fuertes de los muradanos, sino que destacan por su fortaleza mental. «Nos centramos mucho en ello, creemos que es importante. Intentamos que de esta manera se anticipen a las diferentes situaciones que se pueden encontrar en una regata. Eso les permite leerlas mejor», defiende el técnico, que pone un caso práctico: «Sabíamos que en la final nuestros rivales llegarían fatigados. Habían hecho un gran esfuerzo el sábado y les expliqué que no se vinieran abajo si nos aguantaban el primer largo, era lo normal. Sabíamos que bajarían en el segundo y en el tercero. Fue ahí cuando los superamos».

Desde Aguiño

Para Suso Silva, que junto a la técnica y remera Sandra Sánchez dirige el Club Náutico de Ribeira, los éxitos solo pueden explicarse desde la continuidad de una forma de preparación: «De pouco vale que haxa talento se ao final non te esforzas. Todo pasa por iso, adestrar, adestrar e adestrar, sexa como sexa».

Para el responsable del equipo femenino que mordió el oro nacional, la ausencia de unas instalaciones dignas ha sido un problema para que la cantera siga creciendo: «Cada ano imos a máis, pero estamos limitados. Creo que noutro lugar teríamos máis xente con nós».

Con una sede de primer nivel sí cuenta Puebla, aunque el cambio de timón más importante se tomó hace cuatro años. «Quixemos investir máis tempo nos rapaces, polo que puxemos unha persoa traballando con cada categoría. Iso permíteche ter máis tempo, prestarlles máis atención», reconoce Adrián González, directivo de la entidad.

Esta decisión, que a la postre ha sido un éxito rotundo, la explica su impulsor, Andrés Fernández: «Recuperamos un camiño que nunca debemos abandonar. Por circunstancias desviámonos, pero démoslle un xiro para que os rapaces tiveran o apoio que precisaban». Para una persona que lo fue todo en un club en el que lleva más de 30 años, el oro nacional sabe más que a gloria: «É un respaldo para todos, pero quedo co brillo que se lle vía aos rapaces nos ollos. Recuperamos a esencia dos anos 80, agora vense capaces de todo».

Sin presión, conocedores de que para volver a subirse a lo más alto del podio nacional toca seguir bogando, los clubes barbanzanos buscan nuevos retos por conquistar. Saben que, como reza una de las máximas en Cabo, todo pasa por, primero, ser personas, luego deportistas y finalmente remeros. Los campeones se cocinan a fuego lento.