Los mirlos celestes echan a volar

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

DANI GESTOSO

El proyecto creado hace cuatro años en el equipo juvenil ya ha dado sus frutos con el liderato en Segunda Galicia

31 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no termina de nacer». La mítica frase de Bertolt Brecht bien se podría serigrafiar en el vestuario del Atlético Ribeira. Tras deambular durante años tormentosos, el club con mayor tradición de la capital barbanzana vuelve, después de más de un lustro, a vivir una temporada de vino y rosas. La clave se esconde en una simbiosis de veteranía y juventud, personificada en una decena de promesas.

El proyecto que hoy da sus frutos comenzó hace cuatro años con el equipo juvenil. «Xuntouse unha xeración moi boa, de rapaces chegados de Aguiño, Sálvora e Boiro», explica Roi Fresco, quien, con Pepe Cores a la cabeza, dirige ahora al bloque sénior. La pieza clave, afirma, fue Pedro Pérez, quien ejerció de líder del vestuario. «Encargouse de reunir a un grupo de amigos. A sintonía entre todos era perfecta, tanto no vestiario como sobre o céspede». De la mano de Cores, quien puso las bases del proyecto, y Jorge Dávila, el bloque juvenil ascendió a liga provincial.

El segundo paso lo dieron el pasado curso. Con la llegada de Juan Rial, Adri Chamurro y Yago, los mirlos celestes subieron a Liga Gallega. «Fixeron unha temporada moi boa. Algúns xa comezaron a xogar co primeiro equipo», habla Fresco. Tras alcanzar la meta marcada, en el club se plantearon qué hacer con una generación que solo sabía ganar.

¿Para qué tocar lo que funciona? Pensó la directiva. Una vez que el primer equipo descendió a Segunda Galicia, decidieron que este grupo de chavales fuera el que tomara mayor peso en el conjunto sénior. «Este ano era de transición, para que os rapaces se afixeran a unha liga máis física. Non nos esperábamos que funcionara todo tan ben dende o comezo», confiesa Fresco.

Un rodillo

Con un único encuentro perdido, el Atlético Ribeira se encuentra primero. Nadie ha marcado tantos goles (60), ni ha encajado tan pocos (24). Con cuatro duelos empatados, los celestes han sumado 16 victorias de 21. «O bo ambiente do vestiario é fundamental. Van todo á mesma no campo», destaca Fresco.

Aunque la responsabilidad sobre el césped sigue recayendo en jugadores con más poso como Joseíño, Cameán o Adam, la columna vertebral del conjunto es prácticamente la misma que se creó hace cuatro temporadas. «É decisión deles seguir. Moitos tiveron ofertas en categorías superiores, pero dixeron que non. Téñenlle moito cariño ao club», desvela su técnico.

Junto a Pedro, un interior con personalidad, disparo, visión de juego y que, a pesar de estudiar en Valladolid, sigue de cerca el día a día del equipo, sobresale Yago Rivas. Aunque todavía milita en la categoría juvenil, el espigado futbolista es un avanzado a su edad. Para el club es la joya de la corona, un chaval con una elegancia y una habilidad para derribar rivales que sorprende a sus propios compañeros.

No son los únicos que se están haciendo un nombre en el fútbol barbanzano. «Chamurro é moi seguro baixo paus, pero, a pesar de súa envergadura é un gato no man a man, case imbatible», dice un Fresco que solo tiene buenas palabras para sus chavales. Sobre Cristhian, quien ha tenido una abundante presencia este curso, afirma que «é un extremo habilidoso, moi bo no un para un e moi xeneroso».

Más piezas

Pablo Lijó, central rápido, disciplinado al corte, es otro de los mirlos que comienzan a volar, igual que Brais y Miguel que, a pesar de jugar de laterales se proyectan en ataque continuamente.

«Suárez é un goleador, pero con moita habilidade co balón»

, lo define su entrenador. Noya, brújula del equipo en el centro del campo, ocupa ahora el puesto de Tato, lesionado esta temporada:

«Botámolo de menos. É un polbo roubando bolas»

.

Sin más techo que el que ellos mismos quieran ponerse, aquel Ribeira que se zarandeaba, ha retomado la fuerza con una generación de chavales que pisan firme. En su primer año absoluto, ya han dejado marca. ¿A dónde podrán seguir si siguen trabajando todos juntos? «O importante é que lles guste isto. Que queiran competir», cierra Roi Fresco. Los mirlos han empezado a volar.