La flota del sur de Barbanza codicia el Gran Trofeo Faro de Corrubedo

Ramón Ares Noal
X. NOAL RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

JUAN CABALLERO

Se disputa en dos jornadas, con salida de Ribeira y llegada a Portosín

23 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Este fin de semana, los galgos de la vela gallega afrontan una de las citas imprescindibles del calendario: la regata Ramiro Carregal Rey en la que se pone en juego el Gran Trofeo Faro de Corrubedo, que desde la edición del 2017 se encuentra expuesto en la sede el Real Club Náutico de Portosín, por haberse proclamado vencedor absoluto el Arroutado, de José Manuel Pérez, con grímpola portosinense, y que codician los barcos del sur. Serán una treintena los veleros que, a las 12.00, tomarán la salida de Ribeira para cubrir un recorrido de 25 millas náuticas, que equivalen a 46 kilómetros, en dirección a la ría de Muros-Noia, para finalizar en una meta que estará instalada frente a la rada deportiva de Portosín.

El trazado no está exento de dificultades que serán mitigadas, en parte, por las hermosas vistas de la costa ribeirense y sonense. Las tripulaciones, no obstante, deberán estar atentas a su paso por determinadas zonas que tienen su complicación. Respecto al año pasado, para esta primera jornada de la regata Ramiro Carregal Rey hay previsión de vientos de componente norte, aunque moderados, por lo que, si nada cambia, se prevé que la flota cubra todo el recorrido, porque en el 2017, la mayor parte de los barcos tuvieron que abandonar o no llegaron a meta en el tiempo fijado a causa de las encalmadas.

Para llegar a la boya en el menor tiempo posible, el rumbo más corto son los pasos de O Carreiro y Sagres, en la costa de Aguiño. Las dificultades de estas zonas estriban en las piedras que abundan en las proximidades y que pueden provocar oleaje si el mar está cargado. No obstante, el comité de regata valorará, si existiese alguna dificultad que pusiera en riesgo a la flota en estos pasos y por garantizar la seguridad de los regatistas, fijar una ruta alternativa contorneando la isla de Sálvora, con el objetivo de buscar un rumbo más abierto navegando por el exterior de este paraje del Parque Natural das Illas Atlánticas, ya que las olas son mucho más negociables para los veleros, explican fuentes de la organización.

Una vez superado el cabo de Corrubedo, y ya en la entrada de la ría de Muros-Noia, esperan los bajos de Basoñas y la piedra de Filgueira, que deberán salvar unas tripulaciones obligadas a permanecer muy atentas a las cartas marinas o a la electrónica de los barcos, con el fin de evitar sustos o situaciones comprometidas.

Navegación más tranquila

Superados los escollos situados en la costa aguiñense y en la sonense, ya dentro de la ría de Muros-Noia y si los pronósticos se cumplen, la navegación será más tranquila, por lo que tendrá más peso la estrategia para acertar con el mejor planteamiento táctico que permita llegar con las velas a todo trapo a la meta instalada en la bocana del puerto deportivo del real Club Náutico de Portosín.

Entre los alicientes de la Ramiro Carregal Rey, además de los meramente competitivos, está el de conseguir arrebatar el Gran Trofeo Faro de Corrubedo al club que lo tiene en depósito, este año, el de Portosín. Para ello, tiene que proclamarse campeón de la general un barco perteneciente a un náutico situado del cabo Corrubedo hacia el sur. Si lo consigue, la enorme escultura se depositará en la sede del Náutico de Ribeira hasta que vuelva a ganar un velero del norte.