Un puñado de devotos mantienen viva la romería de San Alberto

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

La presencia de jóvenes y el lanzamiento de tejas a una ventana ciega de la capilla ya es solo testimonial

10 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Lejos quedan los días en los que, a media mañana, una procesión de jóvenes emprendía desde Ribeira el camino a pie hasta la capilla de San Alberto para celebrar la tradicional romería. Ayer al mediodía, en el recinto no había ni uno y, pese a que el sol comenzaba a abrirse camino entre las nubes, no parecía que la desangelada estampa fuese a cambiar con el paso de las horas. Sin embargo, el santo no estaba solo y un puñado de devotos, fieles a su cita anual, se encargan de mantener viva la tradición.

Entre ellos se encontraban la pobrense Teresa Sánchez y su familia. Explica que su madre acude todos los años y reconoce que la fiesta ha decaído de manera significativa. Falta media hora para la misa de las 12.30 y en la ermita hay media docena de personas. Desde la localidad boirense de Moimenta, para rendir tributo a san Alberto, ha venido Carmen Bouzón. No conduce, así que ha realizado el trayecto en autobús. Asegura que «menos mal que unhas persoas que tamén viñan á capela me subiron no coche desde o polígono».

Carmen Bouzón explica que acude en la comarca a otras celebraciones como la de San Alberto porque le gusta que se mantengan este tipo de costumbres.

Ni banda de música, ni bombas de palenque, solo un par de vendedores de rosquillas son la muestra de que, la de ayer, no era una jornada cualquiera en el mirador de San Alberto. Sin embargo, las personas que están al frente de ambos puestos afirman estar desoladas por la estampa. Así lo afirma la boirense María del Carmen Blanco, quien sentencia: «Isto acabouse».

Más apesadumbrado se muestra el ribeirense Daniel Davila. De distintas formas, ha vivido la romería desde la niñez: «Venía con mi abuela de pequeño y ahora instalo aquí mi puesto, pero recuerdo cuando nos juntábamos un montón de vendedores». Sabe que será poco el dinero que pueda hacer, pero afirma: «Aunque no despache mucha mercancía, tengo que acudir para juntar dinero y poder afrontar los pagos de final de mes».

Falta de colaboración y de fe

Para Daniel Davila, el declive de la romería se debe «a la falta de colaboración». Cree que, por lo menos, el Concello «debería lanzar alguna bomba de palenque.

Por su parte el sacristán, Francisco Millet, precisa: «Pérdese a tradición porque se perde a fe». Sin embargo, Millet tiene ya a buen recaudo las aves que se subastaron en la misa de la tarde, que desde hace ya unos años es la más concurrida, tanto por la tradicional puja como por la procesión que se realiza.

El lanzamiento de tejas a la ventana ciega de la ermita ribeirense es anecdótico, aunque en ella puede verse un sencillo ramo de flores que pone de relieve que todavía queda quien recuerda al benefactor que ayuda a buscar pareja.