La comarca ha visto nacer a grandes deportistas, artistas, escritores y empresarios que han conseguido logros impensables, y que, sin embargo, siguen sin ser suficientemente valorados por los barbanzanos de a pie. Viene esto al caso por el homenaje que esta misma semana le rindió el Concello de Ribeira a la triplista Ana Peleteiro, una joven que ya nos había arrancado las lágrimas cuando consiguió, con solo 16 años, proclamarse campeona del mundo júnior con un salto de 14,17 metros que ni ella misma se creía. Casi nada.
No contenta con eso, hace unos días se colgaba la medalla de bronce en el mundial de pista cubierta de Birmingham, cuando salió volando para lograr una marca de 14,40. Y esto solo son dos datos de su extenso currículo, donde atesora podios en todo tipo de categorías, desde salto de longitud, a carretas de 100 y 60 metros lisos, además de haber sido elegida mejor atleta española júnior entre 2012 y 2014 por la Real Federación Española de Atletismo.
Pues bien, después de abanderar y llevar el nombre de Ribeira por medio mundo y de salir en casi todos los medios de comunicación ?aunque algunos no consideraron demasiado importante su victoria?, lo esperable era que una inmensa marea humana arropase a la joven en su regreso al municipio. Es cierto que un martes por la tarde no es el mejor día, que no hacía buen tiempo, pero, aunque había mucha gente, debería haber sido muchísima más. Porque se lo merece.
Pero esto no solo le ha ocurrido a ella. La pobrense Lidia Parada, campeona absoluta de lanzamiento de jabalina en el 2015, récord de España en la categoría sub 23, y sexta clasificada en el campeonato europeo hace tres años, fue pregonera de las fiestas de su pueblo y, aunque fue mucha gente a escucharla, también debería haber sido muchísima más.
Ellas son solo dos ejemplos de lo poco que se valora lo nuestro, de que no se tienen en cuentan los grandes logros que consiguen los jóvenes barbanzanos con mucho esfuerzo, codeándose con deportistas de todo el mundo y que, seguramente, disponen de muchos más recursos y apoyos que los nuestros.
No quiero pensar lo que pasaría si, en lugar de rendirle un homenaje a uno de los atletas, artistas o escritores de la comarca, vinieran alguno de los cantantes de la última edición de Operación Triunfo. Sería la hecatombe. Y eso que ninguno es de aquí, y muchos menos ha dedicado más de la mitad de su vida a prepararse físicamente para estar entre los mejores del mundo.
Tenemos que aprender a valorar más lo nuestro, porque si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo va a hacer?.