Las vidas que da la vuelta

Emilio Sanmamed
Emilio Sanmamed LIJA Y TERCIOPELO

RIBEIRA

22 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las vueltas que da la vida. De adolescente yo era un estudiante sobresaliente, flacucho e inseguro. Al final solo las inseguridades se quedaron conmigo, la delgadez y la sagacidad volaron lejos de mí como Anna Gabriel. Como les decía, fui un adolescente inseguro: acné, ortodoncia, amores no correspondidos y aquel tipo que nos hizo la vida imposible a los de mi quinta. Entre él y varios, una vez me dieron una paliza. ¡Cómo lo odiaba! Recuerdo tardes con el Black de Metallica tronando en mis cascos, haciendo desfilar por mi cabeza toda índole de heroicas venganzas que restituyeran mi honor ante los ojos de esos implacables jueces que eran las calles de Ribeira. Muchos años pasé imaginándome esas venganzas, es lo que hacemos los cobardes. Incluso empecé a ir al gimnasio, en cada levantamiento intentaba recordar las humillaciones y sacar fuerza. Era como pincharse testosterona, lo imaginaba riéndose y pensaba: «Llegará mi momento y estos poderosos remos que tengo por brazos, en huracán de hostias, llenarán el mundo de justicia».

Hasta que un día, de repente, ya no lo sentía. No sé bien qué fue, si la madurez o una galopante pitopausia, pero abandoné la senda de la revancha. Cambié mis fantasías al alzar las pesas, ahora me imaginaba derrumbando a mano la Facultade de Farmacia.

¿Saben? Esta semana me lo encontré. Está pidiendo limosna. Le di algo de dinero y me invadió una sensación de pena, allí estaba concedido mi deseo de la adolescencia y ahora solo quería que le hubiera ido mejor. Las vidas que dan la vuelta.