Laura Carolina Oujo: La estricta auditora de la lengua

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

CARMELA QUEIJEIRO

Entre sus cometidos están la revisión y corrección de textos de diversa índole

03 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Podría pensarse que cuando uno lee una novela o consulta un libro de texto estos han llegado a sus manos tal y como los ha ideado su autor, pero nada más lejos de la realidad. Entre el borrador que el escritor envía a la editorial y el volumen que ve la luz puede llegar a mediar un auténtico abismo. Lo sabe a ciencia cierta Laura Carolina Oujo, a la que puede considerarse algo así como una auditora de la lengua, tanto del vocabulario como de la gramática y la sintaxis. Entre sus cometidos está el de revisar y corregir textos, garantizando que lleguen a las manos del lector cumpliendo las normativas. La que realiza esta ribeirense es una de esas tareas ocultas, pero imprescindibles para mantener la riqueza de un idioma.

Su interés por este campo comenzó cuando estaba estudiando. Hizo de forma simultánea dos filologías, Inglesa e Hispánica, aunque acabó licenciándose en la primera empujada por el bum del idioma anglosajón. Siendo universitaria le picó el gusanillo de la investigación: «Quería saber la procedencia de las palabras y el motivo por el que las oraciones se escribían de una forma determinada». Terminado el período formativo, cuando tenía todas las papeletas para dedicarse a la docencia, descubrió el mundo paralelo de la lingüística.

Laura Oujo asegura que, como traductora y correctora, descubrió la riqueza de la lengua y la importancia de respetar siempre la idea que quieren transmitir los autores: «Es lo bonito, pero también lo difícil de esta profesión». Sostiene que, en su día a día, caza un incontable número de gazapos: «No suele haber muchas faltas de ortografía, pero sí muchísimas incorrecciones a nivel de puntuación. También errores de coherencia y de concordancia, tiempos verbales mal empleados y un uso incorrecto de las mayúsculas». Ella sabe que en esto, hay que hilar muy fino: «Hay que tener en cuenta que algo tan sencillo como una coma mal puesta puede cambiar totalmente el sentido de una oración».

Defensa del castellano

Como especialista en la materia, la ribeirense percibe una notable influencia del inglés sobre el español, por lo menos, en lo que a la escrita se refiere: «Apenas se utilizan los dos puntos, por ejemplo, y hay un uso exagerado de extranjerismos, cuando existen palabras en castellano que significan lo mismo». Y ahí, en la defensa del idioma, radica uno de los grandes retos de la profesión de Laura Oujo: «Aunque no sea tan conocido en algunos ámbito, como el de los negocios, el español es un idioma tan rico e importante como el inglés y hay que conseguir ponerlo en valor».

La ribeirense compagina las facetas de traductora y correctora con la de docente. Ejerce como profesora de inglés tanto para estudiantes como a nivel empresarial. Imparte clases, de hecho, en 15 firmas de la comarca y, a través de Internet, suma cada año unos 400 alumnos, tanto de España como del extranjero.

Asegura que quedarse con una de las facetas de su trabajo le resultaría muy complicado: «Aunque me gusta mucho enseñar, creo que si me dedicara en exclusiva a la formación me faltaría algo». Como profesora, siente especial predilección por la fonética: «A veces no se le concede importancia, pero yo considero que es fundamental. Para aprender un idioma hay que formar el oído».

No duda en reconocer que las profesiones que ha elegido son opuestas, aunque en su caso lleguen a complementarse: «La parte de correctora y traductora es muy sacrificada y monótona, porque hay que estar continuamente echando mano de manuales y dándole vueltas a la cabeza para encontrar la mejor forma de expresarse en función del público. Un libro requiere cuatro revisiones: ortográfica, tipográfica, de contenido y de estilo».