Javier Expósito: «Mi sueño es construir otro museo»

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

CARMELA QUEIJEIRO

Se ha quedado sin espacio para almacenar y exponer una colección que sigue aumentando

17 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En la cabeza de Javier Expósito empezó a cobrar forma en 1995 la idea de abrir en Artes un museo dedicado al grabado antiguo, un proyecto que se materializaba en el 2001, con la inauguración de un centro único en España. Desde entonces hasta ahora, este amante del arte ha ido ampliando una colección cuyo valor es incalculable, al tiempo que trataba de conseguir para su sala el reconocimiento de los barbanzanos. Asegura que el camino recorrido ha estado lleno de obstáculos, pero se define a sí mismo como un luchador, así que se muestra dispuesto a seguir dando guerra. Hace unos días presentaba el taller de grabado, que definía como una de las patas de un banco al que todavía le faltan soportes. Asistía por vez primera al proceso de estampación mediante un tórculo.

-Resulta sorprendente que un amante del grabado y coleccionista como usted no haya visto nunca un tórculo funcionando.

-Hay aficiones locas y esa es la mía. Es como cuando uno se enamora por correspondencia. Soy más un amante del dibujo y del grabado en libro que del proceso en sí. He visitado talleres, pero nunca me ha llamado crear.

-¿Qué fue entonces lo que despertó su atracción por el arte del grabado?

-Creo que fue el hecho de que el grabado constituyera una manifestación de la cultura que quedaba impresa y que podía ser además divulgada a un precio asequible para todos los bolsillos.

-¿Y quiso acercarlo a los vecinos del medio rural abriendo este museo en Artes?

-Mi ilusión era que el medio rural tuviera una manifestación de arte importante, porque las ciudades ya están plagadas de museos y de centros culturales.

-¿Volvería a hacerlo?

-Es una pregunta complicada, pero sí. Sigo creyendo en la defensa del medio rural y en la necesidad de darle vida para que los jóvenes no huyan. Si de alguna forma contribuyo a ello ya habrá valido la pena.

-¿De qué se siente más orgulloso desde que ideó este museo?

-De haber llegado aquí consolidando metas que estaban en mi agenda. Algunas han tardado un poco más, pero se han conseguido. Me refiero al propio museo, al Premio Atlante y ahora, al taller dedicado a la formación.

-¿Sigue siendo la falta de reconocimiento de la valía de esta sala, por lo menos en Galicia, la asignatura pendiente?

-Creo que, poco a poco, el museo ha ido adquiriendo un mayor prestigio en Galicia, aunque es cierto que no es comparable todavía al reconocimiento que tenemos a nivel internacional. Nuestros fondos son reclamados desde diversos lugares del mundo pese a estar el museo en la parroquia de Artes, y eso es una satisfacción para mí.

-¿Y cuál es ahora su gran sueño?

-Primero, que este proyecto se consolide y que las autoridades municipales pongan más empeño en defender el museo de cara al futuro y que, poco a poco, se fuese conformando alrededor de Artes y, por lo tanto de Ribeira, un entorno cultural importante y significativo dentro de Galicia y de España. Luego, seguir creciendo. Mi sueño es construir otro museo en Artes, conseguir espacio para almacenar y exponer todas las obras.

-¿Tiene ubicación en mente?

-Aquí al lado, en la finca colindante al museo actual.

-¿Sigue entonces ampliando su colección particular?

-Ni yo mismo controlo las obras que compro; de hecho, llevo ya varios años sin entregarlas al museo porque no hay capacidad de almacenamiento.

-¿No ha pensado entonces en ponerle fin a su afición?

-No, en el coleccionismo no me canso nunca. No soy una persona contemplativa, por lo que tengo que seguir luchando. En mi vida hay cosas que han ido ganando importancia y el coleccionismo es una de ellas.