Han muerto Lemmy y David Bowie ¡pero todavía tenemos a Abdón y a Javi Maneiro! No estoy siendo irónico, estos ribeirenses fueron el espejo en el que quería mirarme. Yo fui uno de esos jóvenes «garajeros» con sueños de rock star que montó un grupo con tres colegas allá en los locos años 2000. Entre niebla y calimocho, con más ganas que talento, engendramos algunas cacofonías que llamábamos canciones. Dimos nuestro primer concierto en Carreira y, luego, «la fama». Hasta llegamos a tocar en A Pobra, en el ValleInRock, ¡allí tocaron Marea!
Así que el Concello nos llamó, a nosotros y a unos cuantos grupos de la zona. Nos dijeron que iban a montar un evento cultural de nivel, que iba a celebrarse anualmente, que nos iban a grabar un disco y que hasta íbamos a cobrar. Había nacido el Ribeira Rock? que resultó ser una pantomima. Ni grabamos disco, ni cobramos, ni se celebró anualmente. El Concello solo veía a unos chavales que se juntaban en bajos a hacer ruido, era completamente ciego al impulso creativo y a las aptitudes de muchos de los que militaban en los pequeños (pero inmensos) grupos del pueblo. Nos engañaron porque éramos fáciles de engañar, que es el peor motivo para engañar a alguien.
Musicalmente Ribeira es como la cantera del Barça, pero sin cometer irregularidades. Hay un montón de calidad. De aquí salieron Suso Bello, Mariú, Nando Llon, Penli-K, P-Man? Y aún quedan todos esos adolescentes que calman al gorila que agita las rejas metálicas de sus pechos con un Sol mayor, aprenden, comparten y fabrican espuma cuántica con acordes. Ojalá nadie les engañe.