Persecución en caliente entre hielo e icebergs

e. a. REDACCIÓN / LA VOZ

RIBEIRA

sea shepherd

Los piratas intentan esquivar a los ecologistas con arriesgadas maniobras

06 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El barco Sam Simon, de la organización ecologista Sea Shepherd, continúa cruzada contra los piratas que saquean el océano austral y su merluza negra con una particular persecución en caliente al Kunlun, que lo único que tiene de caliente es el nombre técnico que recibe ese seguimiento que se realiza desde el momento en que se advierte la infracción y continúa sin que haya pérdida de contacto visual con el infractor. Y es que el Sam Simon y el Kunlun, el barco de bandera de Guinea Ecuatorial al que se vincula con una casa armadora de Ribeira, andan de escaramuzas entre hielo e icebergs en los más gélidos mares del Sur.

El pesquero pirata, según los activistas de Sea Shepherd, intentó dar esquinazo al Sam Simon huyendo a través de las capas más gruesas de hielo y sorteando los témpanos gigantes, pero su intentona fracasó, por lo que cambió la estrategia por las maniobras intimidatorias contra sus perseguidores. Es más, según el capitán del barco de Sea Shepherd, Sid Chakravarty, cerca estuvieron de provocar una colisión. Ya lo habían intentado el lunes, cuando fueron sorprendidos, solo que entonces fue el Yongding -el otro pesquero pirata se supone que de la misma propiedad-, el que se quedó a diez metros de impactar con el Sam Simon.

A este último barco le han perdido la pista, pero siguen a su pareja. Llevan 40 horas persiguiéndolo y, al menos, con su acoso no les han dejado volver a pescar ilegalmente.

Largado de redes

Sí lo ha vuelto a hacer, sin embargo, el Thunder, otro barco pirata, este con bandera de Nigeria, pero también vinculado a una armadora gallega, otra distinta de la del Kunlun, al que ayer sorprendieron los activistas de Sea Shepherd embarcados en el otro buque de la organización, el Bob Baker, largando el aparejo. Los ecologistas estaban esperando a que saliese la luz del sol para frustrar el lance, después de que la tripulación del Thunder hiciese caso omiso de las advertencias.