Los madrileños que encontraron en la aldea de Abuín su lugar en el mundo

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

RIANXO

CARMELA QUEIJEIRO

Cuando se cumplen diez años de su llegada, aseguran que acertaron con la elección

02 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La irrupción del coronavirus y el obligado confinamiento hizo que la vida en el rural, esa de la que las nuevas generaciones querían escapar, se revalorizara. Pero Helena de Alfonso y Jose Lara Gruñeiro ya habían descubierto mucho antes las ventajas de vivir en la aldea. Hace exactamente una década que cambiaron el bullicio de Madrid por la tranquilidad de Abuín, en el municipio rianxeiro. Aseguran que en su nuevo hogar, con huerta y vistas a la ría de Arousa, encontraron su lugar en el mundo. «Non me canso destes montes», confirma ella.

Pese a que proceden de la céntrica plaza madrileña de San Miguel, ahora Helena y Jose hablan gallego. Durante los diez años que llevan viviendo en Rianxo no solo se enamoraron de los innumerables encantos naturales que esconde Barbanza, sino que se empaparon de su cultura, se mezclaron con sus gentes e incluso se dejaron inspirar para el lanzamiento de dos trabajos discográficos: Múdanse os ventos y Onde vai o mar.

Desembarcaron en Rianxo un 30 de noviembre. El lunes, mientras realizaban su caminata diaria por los alrededores de Abuín, recordaban el giro de 180 grados que le dieron a sus vidas. ««O barrio madrileño no que viviamos foise convertendo nos últimos anos nun parque de atraccións turístico monstruoso. Alí non se podía vivir», recuerda Jose. «Estabamos nunha encrucillada e podiamos ter elixido calquera lugar do mundo, pero apostamos por este e acertamos», añade Helena.

En el viaje en coche de Madrid a Barbanza se enfrentaron a la lluvia e incluso a la nieve: «Se fosemos supersticiosos teriamos dado volta, porque foi terrible», rememora ella. Pero al día siguiente, ya en Abuín, los recibió un resplandeciente sol, como el que asomó el lunes para que pudieran celebrar en pleno contacto con la naturaleza su décimo aniversario como rianxeiros.

Con el cambio, todo fueron ventajas: «Gañamos tranquilidade, calidade de vida, paz, silencio, ter mar e monte xuntos... cousas que resultan fundamentais para un músico», explica la voz de Barahúnda. Su pareja añade unas relaciones sociales que se acabaron materializando en un puñado de grandes amigos: «Aínda que somos discretos e fomos tecendo relacións a modiño, agora temos aquí unha gran familia, con Suso Santamaría, Xosé Luís do Pico, a xente de Barbantia, a da Memoria Histórica...».

Barahúnda también encontró en estas tierras los escenarios idóneos para avanzar en la carrera musical que había emprendido en Madrid. Ambos recuerdan con gran cariño su estreno barbanzano en A Pousada da Galiza Imaxinaria y también la primera actuación en Rianxo, en el marco de un festival en favor del Sáhara: «Foi moi emocionante. Tivemos unha gran acollida e a partir de aí empezamos a actuar en toda a comarca e sempre nos sentimos apoiados».

Afortunados e ilusionados

Se refieren con nostalgia a ese pasado reciente, conscientes de los grandes cambios que ha traído consigo el covid. Pese a todo, ellos se sienten afortunados, más contentos que nunca de haber tomado hace una década la decisión de poner rumbo a Rianxo: «En Madrid viviamos nun ático de 45 metros cadrados. Só de pensar ter que pasar alí esta etapa marcada pola pandemia xa me resulta terrorífico», reconoce Helena.

Aprovechan un período más inactivo de lo normal para preparar el que será su nuevo trabajo discográfico. Todavía no tiene título, pero sí contenido. Siguiendo la línea de Barahúnda, será una recopilación de cantigas medievales, un campo en el que el dúo lleva trabajando desde hace más de dos décadas: «Son textos en galego-portugués aos que nós lle poñermos a nosa música», puntualiza Jose.

La idea es lanzar este disco en el 2021, un año al que la pareja le pide que venga con un rayo de esperanza, para la humanidad en general y para los artistas en particular: «Temos moitos amigos que o están pasando tremendamente mal pola crise derivada do coronavirus. Oxalá isto se encarrile e saiamos desta con algo aprendido».