Los vendedores del rianxo no saben dónde se trasladarán durante las obras de la plaza

Cándida Andaluz Corujo
c. andaluz OURENSE / LA VOZ

RIANXO

MIGUEL VILLAR

La empresa que realizará la reforma ya ha vallado la zona y en breve iniciará la demolición del interior del inmueble

14 feb 2020 . Actualizado a las 14:00 h.

El vallado exterior de la plaza de Abastos es el primer paso para el inicio de las obras de reforma que comenzarán en breve. En las próximas semanas se llevarán a cabo los trabajos para la acometida de la luz de obra, retirada del material que quedó en el interior del inmueble, desescombro y diversos trabajos previos a la remodelación integral. El interior del edificio será vaciado por completo y se ampliará la planta del sótano. A partir de entonces se volverá a construir el inmueble por dentro. La última fase será la distribución de los espacios. En total, 18 meses para ejecutar toda la obra, que llevará a cabo Acciona.

Mientras tanto, los comerciantes del rianxo siguen a la espera de un plan del Concello de Ourense que les permita desplazarse a otro lugar mientras duren los trabajos, que incluyen voladuras interiores y paso de camiones pesados con escombros. Algunos ya han empezado a trasladar parte de sus puestos a otras zonas del rianxo alejadas del edificio de la plaza.

«No sabemos cómo nos va a afectar. Nos propusieron desalojarnos de aquí, porque iba a haber voladuras, pero nosotros les dijimos que los otros edificios, los del otro lado de la plaza, tendrían los mismos problemas», afirma uno de los vendedores del rianxo. La idea inicial fue que se trasladaran a la parte posterior de la Alameda, tras el edificio provisional de la plaza. «Nosotros podemos aceptarlo si las condiciones son buenas, pero en principio no se acordaron de que aquí hay cámaras frigoríficas. Querían ponernos unas casetas, pero necesitamos unos metros y unos requisitos». Al inicio de las conversaciones sobre su situación durante las obras les informaron, afirman, que la calle estaría cortada. Finalmente no será así. «Eso es lo lógico, pero igual nos quitan todo el estacionamiento. Estamos en un momento de incertidumbre, ahora mismo no sabemos cómo nos va a afectar. Lo que está claro es que, por ejemplo, vamos a tener ruido. Pero lo que más nos preocupa es cuando se haga el desescombro del edificio, porque van a pasar camiones de mucho peso por esta calle empedrada. que se va a poner como si fuese una calzada de principios del siglo pasado», dice Rubén Caeiro, que trabaja en uno de los puestos del rianxo. Los comercios cercanos también se han visto afectados, entre ellos una cuchillería que no ha podido ser traspasada ante la incógnita de cómo afectará a la zona una reforma que durará dos años.