Los institutos en los que nadie entra sin su hermano mayor

a. parada RIBEIRA / LA VOZ

RIANXO

MARCOS CREO

El pionero programa Titoría entre Iguais (TEI) cumple cuatro cursos en los centros de secundaria de A Pobra y Rianxo

16 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Recuerdan la primera vez que pusieron un pie en el instituto? ¿Aquel paso del colegio a un centro desconocido, rodeado de cientos de caras nuevas y con tanto por aprender en el horizonte? A veces este salto de nivel educativo llega cargado de dudas, pero ¿se imaginan que hubieran contado con un hermano mayor que les hubiese apoyado en todo momento? No, no se trata de un nuevo programa de televisivo. Esta es una realidad que acaba de cumplir su cuarto curso en el IES A Pobra y en el rianxeiro Félix Muriel.

El programa Titoría entre Iguais (TEI), una pionera iniciativa al que algunos centros educativos gallegos han ido sumándose en los últimos años, consiste en que cada alumno de primero de ESO es emparejado con uno de tercero. De esta forma, este último se convierte en un apoyo fundamental en distintos ámbitos, desde la prevención de casos de acoso a esa serie de consejos que solo la experiencia puede facilitar, como la localización de una determinada aula o despacho en las instalaciones.

Un apoyo vital

«La idea es que colaboren entre ellos, que aprendan a gestionar las dificultades de su llegada al centro, así como las normas básicas de este y también las no escritas», explicó el docente del instituto pobrense Alejandro Bobillo, que tras cuatro años de experiencia ha observado cómo la respuesta ha mejorado.

El diagnóstico es el mismo en el Félix Muriel, tal y como comenta la orientadora Martina Martínez: «Máis que un programa de prevención de acoso, acabamos creando un de acollida e mellora da competencia. Esta vez, todo o alumnado de terceiro se presentou voluntario».

Ambos institutos ya han emparejado a los nuevos participantes del TEI. Lo hicieron a través de sendos actos repletos de actividades, como las basadas en la empatía para fortalecer el vínculo entre unos y otros. Si en A Pobra apostaron por pruebas de orientación y partidas de brilé o de cazar el pañuelo, en Rianxo comenzaron también con juegos de contacto físico y de habilidades sociales, sustentadas en la escucha activa y el diálogo.

No es ninguna casualidad, ya que la mayoría de estudios de convivencia determinan que los conflictos comienzan por malentendidos. Por eso los alumnos de tercero reciben formación en materia de mediación y, en ambos institutos, pueden ser tutores de más de un pequeño. En A Pobra incluso se desarrolla un programa paralelo en este sentido.

Los emparejamientos

Las selecciones, en el caso pobrense, cuentan con ayuda de algunos centros de primaria desde donde les indican si el alumno es más o menos extrovertido para hallar una pareja contraria y así puedan beneficiarse mutuamente. Luego reciben un carné y una camiseta identificativas que portarán en las distintas actividades que se realizan en el curso.

En el Félix Muriel se hace un análisis del perfil a la llegada al centro, pero hay un mayor componente de aleatoriedad. Esta vez, para desvelar quién iría con quién realizaron una actividad consistente en encontrar a la persona que contaba con el respectivo fragmento de una tarjeta con el rostro y biografía de una mujer relevante. Entre ellas, la artista Sés o la exdocente Valentina Formoso.

En todo este tiempo se han producido bellas escenas. Desde amistades que perduran y trascienden más allá del patio y los corredores a recién llegados que también ayudan a los de tercero a madurar a través de la responsabilidad o, no menos importante, a sumar un nuevo compañero.