Las cortapisas para invertir libremente el superávit tienen especial incidencia en aquellos ayuntamientos cuyos presupuestos están agotados, en algunos casos porque están prorrogados. Es el caso de Rianxo, donde la falta de apoyo por parte de la oposición impidió que el ejecutivo pudiera aprobar las cuentas del 2019.
La situación de Muros es todavía peor, porque la última vez que los presupuestos vieron la luz fue en el 2015. La regidora, Inés Monteagudo, explica que la elaboración del plan económico del Concello constituye una de las prioridades del equipo que dirige.
También en Ribeira están en vigor las cuentas del 2018, por lo que la capacidad económica de las arcas locales es bastante limitada al encontrarse comprometidos buena parte de los fondos. Por ello, al Concello le urge dar salida a esta cuestión.
Cabe recordar que, según la normativa vigente, las cuentas del próximo ejercicio deben ser ratificadas en pleno antes de que acabe el año.