Superada la difícil situación económica del Concello, este mandato debe ser el de la inversión
21 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.En el 2011, Adolfo Muíños se convirtió en el primer alcalde nacionalista de Rianxo poniendo fin al dominio absoluto que el PSOE mantuvo hasta entonces. En ese primer mandato, formando equipo con los socialistas, el Concello atravesaba una compleja situación económica, agravada por la crisis, que ha condicionado los últimos ocho años de gobierno. Sin embargo, saneadas las cuentas y con su tercer mandato recién estrenado ha llegado la hora de que se concreten las inversiones que el municipio necesita para crecer. Por lo pronto, una nueva alianza con los del puño y la rosa garantiza a los frentistas un gobierno con mayoría suficiente para sacar adelante los proyectos pendientes.
De hecho, el BNG incluía en su programa electoral el compromiso de destinar a la mejora de servicios e infraestructuras los fondos disponibles gracias a la solvencia de las arcas municipales.
Proyectos prioritarios
Un aspecto fundamental es la aprobación del plan xeral de ordenación municipal (PXOM). Los trabajos para actualizar la normativa urbanística comenzaron en el primer mandato de Muíños y, resueltos favorablemente los informes que deben emitir al respecto otras Administraciones, lo que toca es resolver las alegaciones y aprobarlo definitivamente de una vez por todas.
Ese primer mandato arrancó con la urbanización del ansiado polígono empresarial recién finalizada. La obra concluyó en el peor momento para la implantación de nuevas empresas, pero ahora se hace necesario darle impulso aprovechando la escasez de suelo industrial disponible en otros municipios del entorno.
El gran logro del segundo mandato de Muíños ha sido sentar las bases para la creación de un centro de día en el municipio. Sin embargo, con la compra del pazo de Rianxiño formalizada para implantar en él el servicio asistencial, será prioritario conseguir el apoyo suficiente para acondicionarlo y ponerlo en marcha.