Pecados contra el patrimonio cultural

Ana Lorenzo Fernández
ana lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

RIANXO

La evolución urbanística de los municipios ha dejado encajonados a hórreos, cruceiros y fuentes, muchos en estado de abandono

30 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Castelao decía que los cruceiros se habían levantado para que Dios perdonara algún pecado, aunque lo que es un verdadero pecado es ver cómo se conservan en la actualidad algunas de estas piezas del patrimonio cultural gallego. La evolución urbanística de los municipios ha provocado que estas cruces de pedra hayan quedado arrinconadas entre muros, como le ocurre a la situada en la zona pobrense de A Ribeiriña, que rivaliza en altura con la chimenea de la fábrica abandonada de Hadasa, levantada justo en frente; o la que hay en Rianxo, pegada a una casa.

La situación de otros cruceiros es todavía peor, como le ocurre a uno ubicado en Cabo de Cruz. En este caso, está enterrado bajo una montaña de pedruscos y acompañado de un poste de la luz.

Los hórreos tampoco se salvan de ser engullidos por el desarrollo de calles y edificios. Hay ejemplos en todas los ayuntamientos de la comarca, y algunos ya están tan mimetizados con el paisaje urbano que apenas son reconocibles por las personas que pasan por delante. Es lo que le ocurre al emplazado en el casco peatonal pobrense, y de cuya presencia pocos se percatan a pesar de estar enclavado en una de las vías más transitadas de la localidad. Otro caso se da en Cabo de Cruz, donde la construcción de inmuebles ha rodeado varios hórreos, muchos de los cuales sirven de adorno, puesto que ya no pueden ser utilizados para su fin.

También existen numerosas fuentes antiguas que ahora han quedado relegadas a las esquinas de algunas calles, y gran parte de ellas ya ni siquiera funcionan.