Un hombre que entregó su vida a surcar las olas del mar para poder regresar junto a los suyos

La Voz RIBEIRA / LA VOZ

RIANXO

Inocencio Rivas González (Rianxo, 1920)

24 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Dicen que la profesión de una persona está inevitablemente vinculada a su carácter. Quizás por ese motivo el rianxeiro Inocencio Rivas González trasladase la capacidad de entrega por los suyos a su oficio. Natural del lugar de Paradela en la parroquia de Taragoña, comenzó a trabajar con 16 años en el transporte de mercancías a través de pequeños barcos de vela. Allí se curtió llevando distintas cargas, como material de construcción o leña.

Durante aquellos años conoció a su gran amor, Juana Ces, con la que se casó y se trasladó a la aldea de Fachán, que se convirtió en su hogar. El destino quiso que, siendo muy joven, fuese llamado a filas para combatir, pero por su edad se quedó finalmente ejerciendo en un buque de repostaje en Cádiz. Con 30 años buscó fortuna en un astillero de Bilbao y acabó embarcando en diversos buques destinados al transporte de mercancías, hasta que se jubiló a los 60 y regresó.

Pero Inocencio Rivas es conocido en todo Rianxo como ese hombre alegre y hablador que transportaba felicidad a todo aquel que le conocía. El rianxeiro falleció el martes a los 97 años y numerosos allegados acudieron a presentar sus respetos. Su funeral se celebró ayer en el templo del Divino Salvador de Taragoña.