Queiruga recurre a la presión vecinal para tratar de paralizar la obra de la depuradora

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez RIBEIRA / LA VOZ

PORTO DO SON

Residentes en Portosín se sumaron a una concentración en la fachada marítima para protestar «porque no Concello impoñen cousas e non nos escoitan»

19 jul 2022 . Actualizado a las 20:56 h.

En el 2009, los vecinos de Queiruga se pusieron en pie de guerra contra el proyecto que pretendía instalar una depuradora de aguas residuales en el lugar de A Ponte. Hace 13 años, la presión social consiguió paralizar la actuación, y eso es lo que pretenden que ocurra de nuevo los residentes de la parroquia que ayer se concentraron en la fachada marítima de Porto do Son para exigir que se les escuche y que se busque una localización alternativa para la EDAR.

Fue a principios de este año cuando volvió por sus fueros un conflicto que parecía olvidado. Para sorpresa de muchos, se anunciaba la construcción de la planta de depuración exactamente en el mismo sitio que hace 13 años, y esta vez con hechos consumados: con el proyecto ya aprobado y la inversión encima de la mesa. «Levamos dende xaneiro intentando reunirnos co alcalde para que nos escoite e nos dea unha explicación e foi imposible, fomos a un pleno e botounos fóra», aseguraba una vecina de A Ponte, que explicó que con la protesta querían dar a conocer lo que ocurre con la EDAR de Queiruga: «Hai moita xente desinformada ou mal informada do que está pasando e parecíanos importante explicarnos, porque estamos solicitando o mesmo que hai 13 anos, que se modifique o proxecto e a depuradora non se instale aí. É o que levamos pedindo os veciños todo o tempo».

Recogida de firmas

Durante la protesta de ayer, los afectados aprovecharon para recoger firmas, y seguirán recopilando rúbricas «para presentalas onde faga falta, porque no Concello non nos escoitan».

Los principales argumentos de los vecinos para oponerse al proyecto son que la estación verterá el agua tratada al río Maior, que desemboca en la playa de O Dique, y temen que eso afecte a sus aguas; y su proximidad a las viviendas. Con respecto a esto, se dijo en varias ocasiones que se intentará retranquear la instalación para separarla lo máximo posible de las casas, pero los residentes sostienen que no es suficiente: «Os técnicos xa dixeron que como moito pode desprazarse dez metros, iso non é unha solución».

Durante la protesta, en la que se exhibieron pancartas con mensajes como «cambio de ubicación xa» o «salvemos a praia do Dique», los afectados también quisieron dejar claro que no se oponen a que se construya una depuradora en Queiruga, pero «hai alternativas. Nestes anos propuxéronse varias opcións e só se valorou unha, Augas de Galicia dixo que non e tiraron para diante co proxecto que había sen intentar outras posibilidades».

Una queja repetida es que «non contan cos veciños para nada», una actitud, aseguran los afectados, que también llevó a participar en la concentración a residentes en Portosín.

Falta de diálogo

No están afectados por el conflicto por la EDAR de Queiruga, pero los vecinos de Portosín que se sumaron a la protesta aseguran sentirse «igual de maltratados por parte do Concello» en lo que respecta a la falta de diálogo: «Impoñen cousas e non nos escoitan». Una de las razones del desencuentro con el gobierno local es la instalación de una marquesina en la misma puerta de una vivienda, inutilizando el acceso al garaje y pese a la oposición de los afectados.

También la ubicación del paso de peatones pintado en la AC-550 a su paso por Portosín es motivo de discordia y otra de las causas del malestar vecinal

Con respecto a estas dos últimas cuestiones, el alcalde sonense, Luis Oujo, precisó que tanto la marquesina como el paso de cebra se colocaron en los únicos puntos en los que era posible con la autorización de Estradas y sin obstaculizar el tráfico, que, especialmente en verano, es complicado en esa zona.

Y sobre la depuradora de Queiruga, repitió lo dicho en anteriores ocasiones, asegurando que se intentará retranquear la planta todo lo posible, pero que el Concello no puede permitirse renunciar a una inversión de casi dos millones de euros. Con respecto a la ubicación elegida, reiteró: «Non é unha decisión política, é unha decisión técnica».