El viento se llevó las aspiraciones eólicas de los ayuntamientos barbanzanos

Xoán Ramón Alvite Alvite
X. R. ALVITE MAZARICOS / CORRESPONSAL

PORTO DO SON

ALVITE

Solo A Pobra y Porto do Son consiguieron, hace ahora veinte años, la adjudicación de un parque singular que sigue operativo actualmente

07 nov 2021 . Actualizado a las 05:10 h.

El viento barbanzano lleva generados, por lo bajo, más de mil millones de euros en forma de energía eléctrica. Desde que en 1997 arrancasen los primeros eólicos en la zona, la potencia instalada no ha dejado de crecer y, consecuentemente, también los ingresos de los dueños de los parques que, a día de hoy, rondan ya los cien millones anuales, un dinero del que apenas un 5 % se queda en la comarca, bien en forma de pago por el alquiler de las fincas afectadas o bien por lo que reciben los ayuntamientos en concepto de IBI y canon eólico.

Hubo un tiempo, sin embargo, en el que las cosas se pusieron de cara para que los consistorios de la zona sí pudiesen convertirse en actores principales en el incipiente reparto de la recién estrenada película eólica. Aparecía en 2001 la figura de los parques eólicos singulares con la intención de que tanto las empresas como las entidades locales pudiesen beneficiarse de forma directa del dinero que generaba la fuerza del viento en su territorio.

Todos los ayuntamientos de la comarca —otro tanto hicieron 173 concellos más de toda Galicia— corrieron raudos al reparto de las concesiones administrativas para gestionar sus propios parques. Principalmente teniendo en cuenta que los únicos requisitos exigidos eran que se destinasen al autoconsumo eléctrico de sus territorios y estuviesen en funcionamiento un mínimo de 2.400 horas al año. Estos molinos podrían incluso, a diferencia del resto de instalaciones eólicas, situarse fuera de las zonas delimitadas para esta actividad en el Plan Sectorial Eólico de Galicia, una ventaja añadida.

Potencia limitada

Las cosas, sin embargo, se acabaron torciendo. Primero, con la exigencia de que los parques municipales no podían supera los tres megavatios (MW) de potencia —uno o dos molinos— frente a los 50 MW que llegaban a tener los de algunas empresas eólicas; después, la escasa potencia que acabó concediéndose en las diferentes convocatorias de reparto de la Xunta.

El primero de ellos fue en octubre de 2002 con 25 MW en liza, aunque a ellos también podían optar las empresas que apostasen por sus propios parques singulares. La cuota se elevó después a 50 MW, insuficientes también para satisfacer a los 70 ayuntamientos que se presentaron y que demandaban una potencia conjunta de 205 MW.

Finalmente, solo se admitieron 16 repitiéndose la historia en la siguiente convocatoria a la que acudieron 106 solicitudes siendo solamente 21 las aprobadas. Entre ellas, las presentadas por los concellos de A Pobra do Caramiñal y Porto do Son que acabaron colocando su propio generador —la gestión se delegó en una empresa externa— que, aún a día de hoy, les reporta unos ingresos anuales de unos 20.000 euros, lejos de los 90.000 que se estimaban en un principio.

Dos parques facturarán el equivalente al presupuesto de cinco concellos

Al contrario de lo que se esperaba, la expansión de la energía eólica en la zona barbanzana no ha servido para revitalizar el entorno rural en el que se ha asentado ni, tal y como apunta Xavier Simón, miembro del Observatorio Eólico de Galicia, para revertir su paulatina despoblación.

Esta es una queja recurrente entre los alcaldes de los municipios productores, que reconocen mostrarse favorables a la implantación racional de molinos en su territorio siempre y cuando estos generen más riqueza para los entornos afectados. «Coas cantidades estratosféricas que facturan as eólica, é unha vergonza que anden chorando uns miles de euros aos veciños afectados polas instalacións», resume un mandatario municipal.

En este sentido, dos de los parques que actualmente se encuentran en fase de tramitación en la zona —Banzas y A Picota que ocuparían terrenos de los municiopios de Outes y Mazaricos— prevén una producción de energía ligeramente superior a los 200.000 megavatios hora anuales. Estos significa, atendiendo a la cotización anual de la energía en los mercados mayoristas, un montante económico superior a los 30 millones de euros o, lo que es lo mismo, el equivalente a los presupuestos anuales conjuntos de los municipios de Carnota, Lousame, Mazaricos, Muros y Outes, paradójicamente, los ayuntamientos de la comarca que cuentan con una mayor concentración de aero generadores en su territorio.