Veinte años presumiendo de horteras en Porto do Son

PORTO DO SON

La localidad de Porto do Son se puso ayer peluca, mallas y tacones para consolidarse como la capital gallega de lo «kitsch» y homenajear a Los Pecos

04 ago 2019 . Actualizado a las 15:41 h.

Con lo estrafalario por bandera, luciendo con orgullo pelucas, combinaciones de estampados imposibles, lentejuelas y brillos por doquier, y al ritmo de los clásicos imprescindibles del pop y el rock patrios. Así se viven los veranos en Porto do Son desde hace la friolera de veinte años gracias a la Festa Hortera, la celebración más kitsch de Galicia y que además presume de ello. Y todo eso sin olvidarse de las grandes estrellas musicales que triunfaron durante los años 60, 70 y 80. Esta vez, han sido Los Pecos los gurús que han inspirando los atuendos más rechamangueiros para pavonearse por las calles de la localidad coruñesa.

Una marea de estridente colorido esperaba en la explanada portuaria la llegada de los protagonistas. Como un clavo, la reencarnación del dúo que triunfó a finales de los 70 y principios de los 80 con canciones como Háblame de ti arribó puntualmente en la localidad sonense a bordo del consabido coche de época. Al atuendo de Los Pecos no les faltaba detalle, y con ellos se revivió una suerte de fenómeno fan que llevó a que muchos espontáneos, algunos quizá nostálgicos de otros tiempos, hicieran cola para fotografiarse con las dos estrellas del pop, que acto seguido procederían a inaugurar una calle con su nombre.

Mientras tanto, no faltaron ni la música, de la mano de los ritmos festivos de Os Charangos, ni el humor ni los looks que harían desmayarse hasta al entendido en moda más pintado y que ya quisieran atreverse a lucir muchos instagramers. Chorreras, lentejuelas y brillis a cual menos discreto, estampados estridentes, mallas, pelucas de todas las tonalidades posibles, complementos inverosímiles y, sobre todo, muchos colores, cuanto más chillones mejor, componían la indumentaria de los asistentes. Esa era, de hecho, la etiqueta exigida por la organización para no desentonar en el ambiente de una Festa Hortera que, agosto a agosto, se hace mayor.

Pruebas desternillantes

La celebración menos cool de la comarca de Barbanza pone a prueba el buen humor de quienes, y cada vez son más los valientes, se animan a participar. No solo por la premisa de tener que lucir modelitos capaces de soportar cualquier calificativo salvo el de discretos, sino por las desternillantes pruebas que se organizan. La carrera de tacones es ya un clásico de la Festa Hortera, y cada año sube el nivel de las imitaciones que realizan quienes se suben al escenario de la plaza de España para los playbacks.

En esas andaban al cierre de esta edición quienes se acercaron a Porto do Son para hacer apología de lo kitsch en esta vigésima edición, y estaba previsto que la fiesta fuera para largo. La discoteca móvil Chocolate tenía la encomienda de hacer bailar al respetable hasta la madrugada, faltaba elegir a rey y la reina de los horteras y a medianoche estaba prevista una tirada de fuegos artificiales para dar más color, si cabe, a la celebración del veinte aniversario de una cita que promete seguir dando de que hablar durante mucho tiempo.

De hecho, los organizadores están haciendo cantera para garantizar al menos otros veinte veranos de atuendos estrafalarios invadiendo las calles de la localidad coruñesa. El jueves, en colaboración con el campamento de verano que organiza el Concello para los niños, se celebró la Festiña Hortera. Y los más pequeños de la casa también apuntan maneras.