Rituales y gallos para honrar a San Benito

sergio romero / a.g. RIBEIRA / LA VOZ

PORTO DO SON

CARMELA QUEIJEIRO

La capilla de Seráns acogió a más de un centenar de fieles, que rindieron culto al santo y le rogaron para que curase sus verrugas

12 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Como cada 11 de julio, Seráns se llenó de devotos para rendir culto a San Benito. Desde el mediodía, puestos de rosquillas, churrerías y una cantina repleta hasta la bandera rodeaban la capilla, ocupada por más de un centenar de feligreses. Entre el gentío, la banda de música de Caamaño esperaba su momento para escoltar al santo durante la procesión.

Mientras aguardaban la salida de la imagen del templo, muchos fieles aprovecharon para dirigirse a la fuente, o a la parte posterior de la iglesia, para rogar al santo la curación de sus verrugas, manchas o incluso lesiones. Según cuenta la tradición, el agua de la fuente y el aceite bendecido tienen poderes curativos que hacen efecto al tocar las zonas afectadas. Por este motivo, decenas de creyentes realizaron un ritual que consiste en humedecer un pañuelo con agua o aceite, frotarlo sobre la parte deseada y dejarlo colgando sobre los muros que conforman ambos puntos.

Poco antes de las dos de la tarde comenzó la procesión, consistente en un pequeño recorrido alrededor de la iglesia, amenizado por las melodías de la banda. Al cabo de unos minutos, el santo volvió a entrar por las puertas de la capilla para el comienzo de la misa. En esta ocasión no fue el párroco de Seráns, Julio Cárdenas, quien ofició la ceremonia, sino que delegó este cometido en Benito Vázquez, amigo y cura de Ponte Caldelas.

La subasta

Tras la eucaristía llegó el turno de la tradicional subasta de aves. De nuevo, la multitud se dirigió a la parte trasera de la iglesia, donde junto al muro con los pañuelos impregnados en aceite hay un gallinero. En él había cuatro gallos que fueron objeto de negociación durante varios minutos.

Francisco Olveira, director de la Banda de Música de Caamaño, se subió a unas escaleras próximas para iniciar la puja. Al cabo de unos minutos, todos los animales habían sido adjudicados en un precio que osciló entre los 20 euros de ejemplar más barato y los 50 a los que se dio salida al de mayor valor.