Pecados civiles

Carmen Alborés. BUZÓN DEL LECTOR

OUTES

14 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

L a señora María, hace años, acudía a menudo al confesonario de la iglesia, se arrodillaba en un banco, meditaba sobre sus pecados, por los que sentía verdadera contrición, luego tras la celosía se acusaba al sacerdote de haber pegado y castigado a su hija desobediente. También su marido acudía alguna vez a confesarle al cura que había insultado a su querida mujer, y que ocasionalmente le había sido infiel. La hija de ambos también iba a confesarse y le contaba al cura que había desobedecido a sus padres, que había acosado y se había burlado de otra niña y que también había pegado al perro de la casa (el sacerdote le decía que lo de pegar al perro no era pecado).

Tras la confesión y unas breves palabras y consejos del confesor, todos hacían propósito de enmienda. El confesor les imponía una penitencia, acorde con la gravedad o venialidad de los pecados y era entonces cuando solemnemente recitaba aquello de: «Ego te absolvo a peccatis tuis». Ycon esta absolución todos marchaban contentos para casa y descargada su mala conciencia.

Hoy en día, al decaer en muchos la costumbre de la confesión, los pecados son solo civiles y es el código quien los castiga, también los políticos, las asociaciones, (de defensa de las mujeres, de los animales, de los niños, de los ancianos), la prensa, los tertulianos, los vecinos, las redes sociales, incluso se establecen campañas para animar a la denuncia. Muchos pecados hoy en día cuentan con una penitencia añadida, su difusión y publicidad, y son muchos los que se animan a juzgar y muchas las penitencias que te pueden caer.

Corren tiempos nuevos y una moral nueva se impone. Para muchos ya no es Dios el que perdona, sino que los son los jueces; ellos imponen la penitencia, solo el cumplimiento de esta y el olvido perdonan; pero la penitencia mediática ya no hay quien la elimine. El estigma en imborrable, la condena es eterna y son cada vez más los que se ven obligados a vestir durante mucho tiempo un hábito penitencial de forma virtual. María del Carmen Alborés. Outes