La obra de Pontenafonso: ¿puesta en valor o chapuza improvisada?

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez NOIA / LA VOZ

OUTES

MARCOS CREO

La polémica rodea la actuación que se está realizando en el viaducto medieval

15 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Con un presupuesto de partida superior a los 700.000 euros y precedida de años de reivindicaciones demandando la necesidad de acometer una actuación de rehabilitación y conservación, la obra que desde hace semanas se está ejecutando en el viaducto medieval de Pontenafonso avanza rodeada de polémica. De un lado, están quienes denuncian un proyecto en el que se van improvisando soluciones que deturpan un bien catalogado, y del otro, quienes defienden la idoneidad de unos trabajos que conjugan la conservación del patrimonio con la seguridad vial. Con estos mimbres, el debate sobre si lo que se está ejecutando es una puesta en valor o una chapuza está servido.

Los primeros en llamar la atención sobre la actuación que se está llevando a cabo fueron los representantes del BNG en Outes y en Noia, que elevaron el asunto al Parlamento autonómico mediante una iniciativa firmada por las diputadas Rosana Pérez y Mercedes Queixas solicitando la paralización cautelar de las obras. El detonante de esta petición está en la aparición de una zanja en el centro de la calzada que canaliza el cableado de telecomunicaciones, y que se va a conservar en la intervención que se está ejecutando, lo cual ha obligado a aplicar una capa de hormigón y el pavimento adoquinado que se colocará posteriormente quedará elevado unos centímetros, «abandonándose así toda posibilidade de reparar este grave dano ao noso patrimonio».

Hasta en dos ocasiones el BNG presentó propuestas relacionadas con este puente, primero para pedir que se reconsiderase la posibilidad de reponer el pretil retirado cuando se ensanchó el viaducto en el siglo XIX y ahora para solicitar que se busquen «alternativas respectuosas co patrimonio para a canalización do cableado». Desde la formación nacionalista no dudan en calificar como improvisación y «atentado patrimonial» que se permita que las instalaciones de telecomunicaciones sigan atravesando la infraestructura medieval.

Estas críticas son compartidas por el investigador y escritor Xoán Mariño, que se refiere a la obra que se está realizando como «unha chafallada de 600.000 euros. A desexada restauración da ponte medieval comezou xa con mal pé, desde o momento no que o proxecto non contemplase a existencia de tubaxes de telecomunicacións». Muestra su preocupación sobre cómo las «gravísimas actuacións» que se están llevando a cabo pueden afectar «á debida preservación dun ben patrimonial único», y apunta que la aplicación de una capa de hormigón es una «improvisación que provoca que as varandas de ferro que finalmente vai soportar se teñan que elevar coa axuda dunhas novas columnas de pedra, por enriba dos apartadoiros do tallamares».

En su opinión, este proceder supone una vulneración de la Lei de Patrimonio de Galicia, «que obriga á utilización de materiais, técnicos construtivos e solucións arquitectónicas tradicionais en toda actuación sobre un ben protexido como é este». Todo ello causará, asegura, una grave alteración estética con el único objetivo de evitar molestias a la multinacional de las comunicaciones telefónicas.

Ya identificada

Ante la polémica surgida, la Consellería de Infraestruturas, que es la titular del histórico viaducto y la responsable de las obras, ha aclarado que, lejos de ser una improvisación, la existencia de la zanja para el cableado estaba ya identificada en el proyecto. Es más, se ha aprovechado su existencia para canalizar las conducciones subterráneas para el alumbrado: «Para este tipo de servizos a mellor solución é esta porque as alternativas de cableado aéreo ou unha condución adosada á ponte non son razoables».

Sobre la actuación en Pontenafonso, desde el departamento autonómico apuntan que su objetivo es la puesta en valor de la estructura desde el punto de vista patrimonial y mejorar la seguridad, especialmente en lo que respecta a los peatones, de ahí la instalación de una nueva barandilla que cumpla las medidas de protección de las que no dispone el barrera actual. Y añaden que, por descontado, la intervención cuenta con la autorización de la Dirección Xeral de Patrimonio «e estase realizando un seguimento arqueolóxico da execución».

Las autoridades municipales se muestran prudentes sobre el desarrollo de la actuación

El viaducto de Pontenafonso une los municipios de Outes y Noia, cuyos responsables han optado por mantenerse al margen de la polémica. En este sentido, el regidor outiense, Manuel González, se muestra cauto ante una intervención que, además, no es de su competencia.

Pese a ello, el alcalde asegura que se ha interesado por el proyecto y «temos constancia de que ten todos os informes de Patrimonio, evidentemente, e incluso se está facendo un seguimento». Reconoce que la base de hormigón que se ha aplicado resulta llamativa, pero opta por la prudencia a la hora de hacer una valoración: «O que nos interesa é que a obra se faga con todas as garantías desde o punto de vista de conservación do patrimonio. Polo de agora é a Xunta a que fai a obra e a que ten que responder ás cuestións que se plantexan».

El puente fue objeto de uno de los primeros controles arqueológicos realizados en Galicia

La Consellería de Infraestructuras asegura que la intervención cuenta con el visto bueno de Patrimonio y que hay un arqueólogo realizando un seguimiento de la intervención. Esto es lo que se conoce como control arqueológico, y en el viaducto de Pontenafonso ya se hizo uno a principios de los años 90, cuando esta figura ni siquiera existía como tal.

De hecho, fue en la intervención realizada en 1991 cuando se abrió la zanja para pasar el cableado telefónico, y Francisco Doval fue quien se encargó de supervisar la actuación. Con la estructura administrativa de Patrimonio en la Xunta todavía asentándose en aquella época, aunque se hacían, los controles arqueológicos no aparecerían recogidos jurídicamente hasta finales de la década, con lo que el realizado en Pontenafonso fue uno de los primeros de Galicia.